Más de uno ha tenido que frotarse esta mañana los ojos pensando que podría ser fruto de una alucinación o de que se había teletransportado a velocidad del rayo desde su pueblo al pueblo vecino. Históricamente vecinos y con excelentes relaciones entre ambos, Cordovilla y Moríñigo han sido objeto de la curiosa broma del día o, según algunos, de la gamberrada de turno ya que sus señales de población, a la entrada al casco urbano de los dos municipios, han aparecido esta mañana intercambiadas. En Cordovilla está el letrero de Moríñigo y en Moríñigo el de Cordovilla. Las reacciones no se han hecho esperar y han ido desde los que critican que «no tengan otra cosa en qué entretenerse que en hacer esto» hasta los que lo toman con humor después de haberse acostado en sus respectivos pueblos y amanecer hoy, sábado, en el pueblo vecino a juzgar por las señales que los identifican. Hecha la gracieta, toca ahora devolver a cada uno a la normalidad y sus respectivas alcaldesas, Manoli Noreña (Cordovilla) y Teresa Hernández (Moríñigo) se pondrán manos a la obra.