La lluvia ha aguado, nunca mejor dicho, la paella popular de las fiestas de San Isidro en Cantalpino. A pesar de las previsiones meteorológicas, la decisión municipal ha sido la de mantener la comida en la plaza de España lo que no ha estado exento de las críticas vecinales teniendo en cuenta, además, que la localidad cuenta con dos pabellones cubiertos que podrían haber acogido este acto como ya sucedió el año pasado. Los asistentes han aguardado su turno bajo los paraguas en una larga cola para ir recogiendo las raciones de paella, con bebida y helado de postre, y la gran mayoría han optado por irse a casa o a los bares y comer a cubierto. Apenas unos pocos valientes han secado mesa y sillas para degustar el arroz en la plaza aunque con un tiempo claramente desapacible.