El tradicional mercadillo solidario de Babilafuente, este año a beneficio de la asociación Debra Piel de Mariposa, ha contado con un puesto muy especial que no sólo atrajo la atención de los visitantes sino que, además, logró vender la totalidad de los productos expuestos. Los mayores de Albertia Babilafuente eran los encargados de atender dicho puesto donde pusieron a la venta los productos creados por ellos mismos en las últimas semanas para poner su granito de arena a la causa.
«En el taller que tenemos con Ionela, nuestra terapeuta ocupacional, hicimos jabones, pendientes y vaselinas y todo tuvo un éxito extraordinario en el mercadillo, nos quedamos sin existencias y si hubiéramos tenido más, todo se habría vendido», comenta Toñi Rodríguez, una de las residentes.
«Fue una experiencia muy bonita, me lo pasé muy bien atendiendo a la gente, pusimos todo a un euro para que se vendiera todo lo que llevábamos y colaborar con una buena causa y la respuesta fue extraordinaria», añade Andrea Hernández, otra de las residentes.
Desde Albertia Babilafuente agradecen, además, la acogida tanto de la alcaldesa, Carmen Gómez, como del resto de voluntarios y voluntarias que organizan el mercadillo navideño cada año y que «nos ayudaron en todo y nos pusieron incluso el puesto para que vendiéramos nuestros productos», añaden.
Entre el público que pasó por el mercadillo no faltaron familiares de los residentes y muchos de ellos les acompañaron, además, para ir juntos y que pudieran verlo y disfrutar del ambiente navideño en esta jornada. «Muchos de ellos pedían incluso el jabón o los pendientes que había hecho su padre o madre para comprarlo y tener un bonito recuerdo», afirma Almudena, psicóloga de Albertia Babilafuente. «Además de potenciar las habilidades creativas en los talleres, el mercadillo favoreció otras como el manejo del dinero y la atención a las personas que se acercaban al puesto. La verdad es que les hubiera gustado estar a todos pero solamente pudieron ser tres los que atendían el puesto, Toñi hacía las ventas, Andrea iba metiendo en bolsitas lo que la gente iba comprando y Manolita hacía de relaciones públicas atrayendo a los visitantes», comenta Almudena.
El resultado final no ha podido ser más gratificante y están deseando repetir para el próximo año aunque en breves días tendrán un nuevo evento, esta vez en la propia Albertia Babilafuente, con un rastrillo de ropa, libros…en el que también se están volcando las familias y cuya recaudación irá destinada a financiar los materiales para las actividades de los residentes.