El Brigada Miguel Ángel Gutiérrez Nistal, jefe del CECOM (Centro de Comunicaciones) en Bamako (Malí), habla en esta entrevista para «Noticias A Tiempo» de su experiencia profesional y personal en la que es su cuarta misión internacional.
– ¿Cómo está viviendo esta misión en Malí y qué tiene de especial con respecto a otras en las que ha participado?
El cometido que tengo asignado en esta misión es la responsabilidad del intercambio de información entre las autoridades a las que presto servicio, en este caso al Jefe del Contingente Español en Malí con las diferentes autoridades en España, poniendo así mi grano de arena al trabajo que las Fuerzas Armadas Españolas (FAS) desarrollan en misiones internacionales, mostrando el compromiso de nuestro país por la paz, seguridad y legalidad internacional. En concreto, mis cometidos consisten en operar los sistemas de información, telecomunicaciones y asistencia técnica, y los servicios de apoyo al personal en zona de operaciones aquí emplazados, que permiten que todos los españoles desplegados en Bamako puedan comunicarse con sus Unidades de origen y con sus familias. Es importante recordar que España es el mayor contribuyente de fuerzas en EUTM Malí (Misión de Entrenamiento de la Unión Europea) y dada nuestra experiencia en misiones, esta capacidad de comunicación contribuye a mantener la moral siempre muy alta.
Esto que suena tan formal, se convierte en un servicio apasionante que me permite realizar múltiples tareas en paralelo. En el sitio donde estamos alojados, convivimos personal de 22 países europeos diferentes. Esta circunstancia nos lleva a cooperar siempre dentro de un espíritu de respeto mutuo y colaboración. Nos hermanamos por áreas de trabajo, de las misma forma que compartimos las actividades en el escaso tiempo libre del que disponemos.
Siendo tan diverso este cuartel general, no se parece en nada a lo que hay fuera. Esto es Malí, esto es África. La mayor parte de la gente vive al día, buscando la manera de conseguir mantenerse, con algo para desayunar, comer y cenar. Una gran cantidad de personas se dedican a vender absolutamente de todo en múltiples mercados informales por toda la ciudad de Bamako. Es una ciudad llena de vida, donde es imposible mirar en cualquier dirección y no ver siempre algún grupo de personas dedicadas a cualquier actividad imaginable.
– ¿Cómo es la relación con las gentes del país?, ¿qué es lo que más le llama la atención de sus costumbres?
He de decir que la finalidad de esta misión es el entrenamiento y formación de las Fuerzas Armadas Malienses, ayudando a mejorar sus capacidades operativas. Para realizar estas acciones, disponemos de instructores y consejeros multinacionales que son apoyados por otro gran grupo de profesionales que hacemos que eso sea posible.
En diversas ocasiones, he tenido la oportunidad de participar en actividades de colaboración con la población civil y resulta muy gratificante. Los malienses son muy amables y disfrutan de la conversación, saludando con un “Hola” o un “Encantado” que da paso a un dialogo relajado, en el que siempre te preguntan cómo estás, que tal has dormido, que tal la familia… y sólo estás empezando una conversación.
Las familias suelen ser muy numerosas con seis o siete hijos. Resulta habitual ver a mujeres por la calle con un niño de escasa edad atado a su espalda con un gran pañuelo, llevando al que sabe andar, a su lado. Me llama muchísimo la atención que en la espalda, las mujeres llevan a sus hijos. Si en algún momento tienen que transportar cualquier cosa, lo hacen en baldes sobre su cabeza, y de no caber ahí, pueden llevar alguna bolsa en la mano.
La ciudad de Bamako, donde me encuentro, es la más poblada del país y, por lo tanto, la que más tráfico tiene. La forma de conducción es muy diferente a la europea y el tráfico es bastante caótico. A esto hay que sumar que el principal medio de locomoción es la moto. Hay moto-taxis! Pues bien, cuando alguien quiere cruzar la calle y tiene algún tipo de dificultad, los mismos viandantes le socorren sin preguntar ni esperar nada a cambio. Así mismo, ante cualquier incidente que un usuario pueda tener con su vehículo en su ruta que le impida continuar, encuentra apoyo inmediato en la gente para retirarlo, apartarlo, empujarlo.
– ¿Qué es lo más duro y qué es lo más gratificante de una misión?
Sin duda alguna, el factor familia es lo más duro. Llevo casado más de veinte años y tengo dos hijos. En ninguna de las ocasiones en las que he estado fuera de mi hogar cumpliendo con mi deber, he tenido una objeción por parte de mi esposa. Todo lo contrario, siempre me ha apoyado. Es cierto que el que se desplaza a la misión soy yo, pero también es cierto que ella tiene una grandísima misión, la de seguir adelante con el hogar y su trabajo, y eso sí que es difícil.
Es muy gratificante el hecho de tener la oportunidad de desarrollar un trabajo en Zona de Operaciones, el sentirse orgulloso de ser el “elegido” por parte de la Unidad para desarrollar la misión, obtener la condecoración específica de la misión por haber estado el tiempo suficiente y de forma profesional, y que dicho tiempo sea un factor a tener en cuenta en la trayectoria profesional.
Pero lo realmente gratificante son dos cosas: El sentimiento de ser útil en la misión, orgulloso del trabajo realizado, y el poder regresar a casa sano y salvo para abrazar a la familia.
– A lo largo de sus años de profesión en el Ejército imagino que también habrá cambiado muchísimo la forma de contactar a distancia con la familia.
Hace casi 30 años que participé en mi primera misión internacional. Tenía la oportunidad de poder llamar al teléfono fijo de mi elección durante 5 minutos al día, a través de dos teléfonos locutorio, luchando por que el que iba antes que yo colgara a tiempo y esperando a que el siguiente no fuera tan impaciente como yo. También había que contar con el factor de que cuando llamabas, no sabías si te responderían, por eso siempre tenías en memoria dos o tres teléfonos para hablar. Todo esto formaba parte también de las vicisitudes de la misión.
Hoy en día, las tecnologías hacen que la comunicación sea constante e inmediata. Tenemos Internet, video llamadas, mensajería, telefonía y al alcance siempre un terminal fijo, móvil, satélite o un ordenador. Además, a todo esto sumamos el esfuerzo por parte de Defensa para hacer llegar la Red de Apoyo al Personal (WifiRAP) y su Sistema de Apoyo al Personal en Zona de Operaciones (SAPZO). Podemos comunicarnos con quien queramos prácticamente cuando queramos, a la vez que seguimos realizando las consultas y trámites administrativos de forma electrónica.
– Lo de ir tachando días en el calendario para sentir más cerca el regreso ¿es un tópico o es real?
Jajaja. Es bastante real, pero más moderno, así como un arma de doble filo.
En el trascurso de los años hemos pasado de tachar en el calendario los días hasta volver al hogar, a tener una aplicación móvil que te proporciona todo tipo de información estadística. Desde el tiempo al segundo si se quiere, hasta los días de permiso pos misión que merecidamente corresponden.
El arma de doble filo es que el hecho de contar el tiempo puede hacer que los días se pasen más lentos, o se vean cifras muy longevas, pero si la realización de las funciones a acometer te satisface profesionalmente, los días pasan muy rápido.
– ¿Cuántas misiones tiene «a sus espaldas» y cuáles le gustaría cumplir en un futuro?
Ésta es mi cuarta misión internacional, habiendo participado en Bosnia i Herzegovina en 1993 siendo Tropa y ya como Cuadro de Mando en Kabul, Afganistán, en 2011, en Naqoura, Líbano, en 2019 y ésta en Bamako, Mali. Sí es significativo que he tenido la oportunidad de participar en misiones dentro del Mandato de la ONU, OTAN y de la Política Común de Seguridad y Defensa UE, siempre contribuyendo activamente a la paz y la seguridad internacionales, teniendo en cuenta el perfil europeo, mediterráneo y atlántico de España.
En el ámbito nacional, he cumplido con mis cometidos en las operaciones permanentes de vigilancia y disuasión en las islas y peñones de soberanía nacional en seis ocasiones diferentes, y también participé en la Operación Balmis.
Para un futuro, mis aspiraciones juegan la baza en participar en la Campaña Antártica, conseguir un destino internacional con exigencia de idioma y llegar a lo más alto en la escala profesional.