IGNACIO RAMOS IN MEMORIAM
Hoy, al llegar a la plaza de toros de La Florida, se han vuelto a repetir los saludos, abrazos y besos con los rostros conocidos desde hace más de tres décadas de labor informativa en esta comarca. Al entrar al patio de caballos, he notado dos abrazos especiales, de los que sientes en el alma más que en el cuerpo, y de dos personas que siguen para la eternidad unidos a la que será siempre su plaza de toros, Jero Madrid e Ignacio Ramos. En este sábado de ferias, con un sol de justicia, se ha rendido un merecido recuerdo a Ignacio Ramos que, con tan sólo 8 años, ya pisaba esta plaza, como recuerdan sus hijos Jesús, Félix y Asun, y que dejó en ella más de ocho décadas de trabajo desinteresado. Ignacio colaboró en todas y cada una de las faenas de mantenimiento que requiere La Florida durante todo el año y también en cada festejo. Cuántas veces Ignacio me franqueó el paso al callejón cuando, con tan sólo 18 años, probaba suerte como «plumilla» en el desaparecido diario El Adelanto y cuánta sabiduría taurina compartían y derrochaban Jero, él y Antonio, único superviviente de aquella «terna». Un minuto de silencio, público en pie en los tendidos, y un ramo de rosas rojas que Jesús y Félix han recibido de manos de la alcaldesa, Carmen Ávila. Sus hijos han brindado ese ramo al cielo desde donde Ignacio nos ha saludado con su habitual sonrisa y también con el deseo de que «Dios reparta suerte», ese mismo Dios que le acompaña ahora en la plaza de la gloria.