Técnicos de la empresa que promueve la construcción de una nueva planta de biometano en Babilafuente han mantenido esta tarde una reunión con vecinos del pueblo en la que han dado detalles sobre el proyecto y han intentado dar respuesta a las dudas planteadas por los asistentes. Los técnicos han asegurado que España tiene un potencial para unas 2.000 plantas de este tipo y que en un radio de 25-30 kilómetros alrededor de Babilafuente hay proyectadas otras cuatro. En este caso los materiales a utilizar son estiércoles y restos agrícolas, principalmente paja de maíz. Cómo va a llegar ese estiércol hasta la futura planta, cuántos camiones cargados con ello van a atravesar el pueblo y qué olores van a llegar al casco urbano son los grandes temores que los asistentes han transmitido en la reunión.
«En su día se dijo que el bioetanol no iba a oler y huele que apesta», «muchos hicieron un curso de dos meses para trabajar en la planta y no entró ni uno al final», «si ésta planta se pone a menos de 500 metros del pueblo nos lo vamos a comer los que estamos aquí», han afirmado algunos de los presentes. Los técnicos han contrarrestado asegurando que los estudios previos realizados prevén que un 80-85 por ciento del estiércol llegará a la planta por la zona de la carretera de Madrid y tan sólo entre un 3 y un 5 por ciento atravesará el pueblo en camiones cerrados con toldos para aminorar los olores. «Los primeros interesados en que no huela somos nosotros, es un proyecto que dará más vida al pueblo y que pasa muchos trámites hasta tener todos los permisos necesarios», han afirmado los responsables de la futura planta de biometano.
Los vecinos han seguido librando su particular batalla aludiendo al viento suroeste que lleva ahora los olores de la planta de bioetanol al casco urbano y augurando que sucederá lo mismo con la de biometano. De nuevo, los técnicos han hecho mención a los beneficios del proyecto como la creación de empleo y también los ingresos económicos que recibirá el Ayuntamiento en forma de impuestos, tanto por la obra en sí como por la actividad económica. Cabe recordar que el año pasado el Ayuntamiento ingresó un millón de euros de la planta de bioetanol por el Impuesto de Actividades Económicas. «¿De qué vale un pueblo con dinero si se pierde población?, si esto huele yo me voy de aquí, y si nos hemos quedado en Babilafuente ha sido para tener calidad de vida», han seguido comentando los asistentes en una reunión que se ha prolongado dos horas y que ha contado, también, con la alcaldesa, Carmen Gómez y varios concejales de su equipo de Gobierno y de la oposición.