El cabildo y cofradía de Nuestra Señora de la Soledad ha vivido hoy, viernes, otro de los momentos que quedarán reflejados en su historia con la presentación de los cambios llevados a cabo para la mejora de la imagen a iniciativa de la nueva junta encabezada por la Hermana Mayor, Candi Martín Bernal. La misa de las 20:00 horas ha estado presidida por la Virgen de la Soledad que ha recibido nuevamente la bendición del párroco, Lauren Sevillano, y la admiración de todos los asistentes por el espectacular cambio realizado. No han faltado las autoridades locales con la alcaldesa, Carmen Ávila, a la cabeza y concejales del PSOE y del PP que también han valorado muy positivamente este impulso a la cofradía y cabildo de la Soledad integrados en una Semana Santa que busca, de nuevo, su declaración como Fiesta de Interés Turístico Regional.
La Hermana Mayor, Candi Martín Bernal, ha intervenido en el final de la eucaristía para explicar que «con la intención de preservar su estado para generaciones futuras, hemos visto necesario realizar una serie de cambios ya que presentaba un gran deterioro en su configuración interna debido a una serie de armazones de hierro que se habían añadido posteriormente a su llegada y que no solo deformaban su estética original, si no que ponían en peligro su futura conservación. Estas novedades se han acometido bajo el asesoramiento de expertos en Bellas Artes, Historia del Arte y Escultura, aunque hemos de aclarar que no se ha tratado de una restauración, si no de una reestructuración de la imagen«.
CAMBIOS INTERNOS EN LA SOLEDAD
Retirada de los armazones de hierro: en primer lugar, se le han retirado dos armazones de hierro muy pesados que estaban dañando la imagen y que presentaban un gran peligro para la conservación de la talla. Uno de ellos situados en la cabeza y otro en el cuerpo.
Candelero adaptado: en segundo lugar, se ha colocado un candelero ligero, realizado con una palillera en madera adaptado al cuerpo de la virgen. Una solución menos intrusiva para la talla y que deja al descubierto la obra original del autor, pudiendo apreciar el torso y cintura de la virgen que habían quedado ocultos tras los armazones de hierro.
Pollero: en tercer lugar, después de haber retirado el armazón de la cabeza, se ha realizado un pollero enterizo de tubo, mucho más ligero y que da forma al manto en su totalidad dotando a la imagen de proporción y armonía en su estructura.
Colocación de los brazos: en cuarto lugar, y tratando de poner en valor nuestra imagen titular, se ha corregido la postura de los brazos ya que presentaban un aspecto descolgado. Por lo que, tomando como referente su colocación original, se ha devuelto a la imagen la expresión que había perdido. De esta forma la anatomía de sus manos queda totalmente al descubierto, pudiendo observar el magnífico tratamiento escultórico de sus dedos y nudillos, anteriormente ocultos.
Protección de la imagen: en quinto y último lugar, en nuestro afán por conservar el patrimonio para generaciones futuras, se ha protegido la imagen con un pecherín y una diadema de cuero que junto a un sistema de vendajes van a proteger la imagen de los alfileres a la hora de vestirla, procurando que de esta forma no dañen la policromía.
Nueva forma de vestir: habiendo realizado estos cambios internos, se ha completado esta reestructuración de la imagen con un cambio externo en su aspecto a la hora de vestir, adaptado a los rasgos morfológicos de la virgen. Hay que aclarar que la vestimenta en una imagen, es una labor artística que completa la obra del escultor. Por esta razón, es imprescindible que el atuendo de las imágenes vaya acorde al estilo marcado por el autor. Nuestra Señora de la Soledad es una imagen del siglo XX, realizada por el imaginero madrileño Víctor Sanz que sigue la línea estilística de la escuela sevillana. Es una imagen de gran naturalismo que muestra una mujer joven, de rostro dulce y dolor contenido. Su mirada serena se dirige hacia abajo, buscando el consuelo de los fieles. Sus brazos se muestran separados del cuerpo, dotando a la imagen del dinamismo propio del barroco y sus manos, finas y delicadas reflejan un perfecto tratamiento anatómico. Es por ello, por lo que su nueva forma de vestir despeja el rostro dejando ver partes talladas que antes permanecían ocultas, como el pelo o el cuello siguiendo el naturalismo marcado por su autor con tocados más vaporosos y sueltos que aportan dinamismo a la imagen. El cuerpo abandona su forma de trapecio, para descubrir un cuerpo en forma de reloj de arena, ceñido por un fajín a la cintura que representa la silueta típica de la mujer hebrea. El manto cubrirá su cabeza y las caídas laterales se dispondrán sueltas como señal de respeto y austeridad. Su mano derecha, la mas cercana al rostro llevará un pañuelo con el que secará sus lágrimas y la mano izquierda el santo rosario.
Estrenos: además de estos cambios estructurales y estéticos, también se han presentado estrenos en la vestimenta de la Virgen. La nueva saya y lazada, sigue el modelo de atuendo de la corte castellana del siglo XVI realizada en tafetán de seda en color marfil, enriquecidas con agremanes y encajes en oro viejo y perlas cosidas a mano generosamente donados por dos devotos cofrades. También estrena un pañuelo de tul bordado a mano de color marfil con motivos florales y vegetales donado por una cofrade, un encaje de blonda en color champagne para el tocado, así como un manto en terciopelo negro. Al lado del altar que ocupa habitualmente la Soledad se ha expuesto, también, un manto nuevo, un regalo de siete generosos confrades, que lucirá en la festividad de la Inmaculada. Este manto de terciopelo, de un precioso color azul jade rematado por un encaje en oro viejo y forrado en color marfil, al más puro estilo de los años veinte del siglo pasado, simbolizando la pureza y la esperanza.
«Queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento al escultor salmantino Víctor de los Dolores Pablos por su asesoramiento invaluable. Su trabajo en la palillera ha sido insuperable, tratando a Nuestra Virgen con un cariño y un amor inigualables. Al artista peñarandino José Ángel Nava, gracias por tus incalculables consejos y por tu ayuda incondicional para vestir a nuestra titular con devoción y cuidado, manteniendo la imagen que todos deseábamos ver en Nuestra Señora de la Soledad. Y, por supuesto, a Laura, responsable de Costura Cofrade Salamanca quien con su dedicación, generosidad y entrega ha diseñado y confeccionado la saya, la lazada, y los mantos», ha señalado la Hermana Mayor en su intervención.
Devotos y representantes del resto de cofradías y cabildos peñaradinos han participado después en un ágape benéfico que se ha organizado en la Casa de Hermandad de la Soledad y cuyos beneficios irán destinados a sus nuevos proyectos.