Cantaracillo pone este fin de semana el broche al ciclo matancero en la comarca peñarandina con una gran fiesta en torno al sacrificio del cerdo que se retoma tras la pandemia y en la que se aprovecha, además, la presencia de numerosos hijos ausentes del pueblo que han vuelto a su tierra en este puente festivo.
La V edición de la Matanza Típica ha comenzado a primera hora de la mañana con el chamuscado del cerdo y el despiece, acompañado de una invitación a pastas y aguardiente. A media mañana ha llegado el almuerzo con la degustación de hígado guisado y a las 15:00 horas se ha ofrecido la comida en la carpa a base de patatas con costilla y espinazo que han elaborado, también, los propios vecinos del pueblo colaborando de forma desinteresada.
El picado de la carne, arreglo y amasado así como la subasta de las partes del cerdo que no se emplearán en las degustaciones está previsto que se lleven a cabo a lo largo de la tarde y a las 20:00 horas habrá una cena con chichas con huevos fritos y filetes de lomo o jamón. La discoteca móvil Zarabanda se encargará de animar la noche.
La matanza, organizada por el Ayuntamiento y la asociación cultural El Calentejo, cuenta con la colaboración de otros colectivos locales como la asociación de agricultores y ganaderos, la de mujeres Paloma de la Paz y la de mayores San José.
Mañana, 1 de mayo, la fiesta seguirá con una chocolatada mañanera en la plaza acompañando a los quintos en su fiesta, un partido de pelota a mano a media mañana, juegos para los niños a media tarde y baile con Mariano y su orquesta a las 22:00 horas.