«Caminante no hay camino, se hace camino al andar» decía Machado en uno de sus poemas y estos días son 45 los jóvenes y adultos de distintos lugares de España que, desafiando al calor del mes de julio en las llanuras castellanas, están haciendo a pie el camino teresiano entre Ávila y Alba de Tormes. Ni las largas horas de caminata, ni el cansancio, ni las altas temperaturas, ni las ampollas en los pies les restan un ápice de la motivación con la que todos ellos están viviendo la ruta de peregrinación tras las huellas de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
«Hay gente de Andalucía, concretamente de Córdoba y de San Fernando, de Valencia, de Castellón, de Burriana, de Vigo, de Caravaca y de Madrid y todos los grupos están vinculados a los Carmelitas Descalzos y es la Pastoral unificada de toda España. Ésta es la actividad fuerte que hacemos durante el año, cada uno tiene su programación de actividades en su zona y ésta ruta es como la unión de todos», explican.
«Empezamos en Ávila el día 24, lunes, haciendo la primera etapa hasta Gotarrendura, la segunda hasta Fontiveros, la tercera hasta Mancera de Abajo y el fin de semana llegaremos a Alba de Tormes», añaden Abelardo Arteaga y el carmelita Antonio González, responsables del grupo. «La experiencia para los chicos es muy buena, es una experiencia de encuentro entre ellos, fuera de ruido, de Playstation, de pasarlo no mal pero ponerse un poco a la intemperie, aquí sale lo bueno, lo malo y lo mejor. Tienen edades a partir de los 15-16, normalmente es para gente de 18 en adelante y luego hasta 30-40 años» señalan ambos.
La transformación interior que aporta el camino, la esencia teresiana y sanjuanista que sigue viva en los pueblos por los que pasan, la charla distendida con los vecinos de cada lugar que les cuentan anécdotas y viviencias, la oración y la eucaristía compartidas…todo ello se va guardando en el «cofre» interior de cada peregrino junto a las imágenes que por siempre se quedan grabadas en la retina de su paso entre pinares, encinares, estepas cerealistas. Ellos son, además, semilla para otros muchos que harán en un futuro esta ruta que discurre por buena parte de la comarca peñarandina y que se está consolidando como un factor de dinamización social, cultural y económica para la zona.