El 11 de diciembre del año 1230 dos mujeres firmaron en Benavente un documento que evitó una cruenta guerra. Una era Teresa de Portugal y la otra Berenguela de Castilla, una nieta de la gran Leonor de Aquitania. Ambas habían estado casadas con el rey Alfonso IX de León y ambas sufrieron la anulación de su matrimonio por razones de consanguineidad. Las dos reclamaban la corona para uno de sus vástagos y, si no se hubieran puesto de acuerdo, se habría librado una cruenta guerra que hubiera teñido de sangre los reinos de León, Portugal y Castilla.
Unos años antes, hacia 1195, Leonor Plantagenet, la reina de Castilla y madre de Berenguela, se encontraba rota de dolor al ver como la ciudad de Burgos se llenaba de refugiados que huían de la terrible guerra librada en los territorios fronterizos entre León y Castilla, donde su marido, Alfonso VIII, y Alfonso IX de León, aun siendo primos, estaban provocando una horrenda carnicería. La reina no podía entender cómo dos reinos cristianos libraban una guerra cuando ambos podían sufrir en cualquier comento el ataque de los musulmanes de Al-Ándalus. Fue para alcanzar la paz que Leonor se empeñó en casar a su hija Berenguela con Alfonso IX a pesar de las muchas reticencias de su marido.
El matrimonio de Alfonso y Berenguela, aún habiendo nacido de la conveniencia, fue muy bien en todos los sentidos, hasta que el Papa por fin consiguió separar a los enamorados en el año 1204. A pesar de ello, la semilla de la unión entre León y Castilla ya había sido sembrada y germinaría en 1230 en el hijo de ambos y gracias a la inteligencia y la prudencia de dos madres.
En un día como hoy hay que decir que la unión de los reinos de León y de Castilla bajo una sola corona nació del amor y de la buena voluntad de dos grandes mujeres. En cambio, la festividad oficial de nuestra comunidad autónoma lo que celebra es que unos hombres libraran una guerra, lo que han hecho los hombres desde tiempo inmemorial.
En la techumbre de la iglesia del Real Convento de Santa Clara de Salamanca se nos narra esta unión de reinos, pero también se homenajea a aquellos hombres y mujeres que no pudieron verla a pesar de haber sido protagonistas de esta historia: la infanta Mafalda de Castilla, el infante Fernando de León, el rey Alfonso IX de León.
¡Feliz y próspera unión de León y de Castilla! Y también más justa con la historia del reino de León, el gran olvidado y al que tanto le debe España.
Charo García de Arriba
Miguel Ángel Martín Mas
Os invitamos, además, a conocer su blog sobre la interpretación del artesonado de la iglesia del Real Convento de Santa Clara de Salamanca.