La aguja de ganchillo, hilo o lana de distintos colores, imaginación y motivación son algunos de los «ingredientes» que Artura Colino pone en cada una de las labores que salen de sus manos. En su tienda de Peñaranda, una de las mercerías históricas de la localidad, es frecuente verla concentrada en la última de sus pasiones en su faceta creativa, la de los amigurumis, una técnica japonesa que ha revolucionado el ganchillo y que tiene miles de seguidores en todo el mundo.
«Nunca había hecho ganchillo pero hace siete años, con mi cuñada Basi, hicimos un belén en miniatura para decorar el escaparate de la tienda y me gustó. Es algo que me relaja mucho, me entretiene y cada cosa que hago es una alegría», comenta Artura.
A lo largo de este tiempo Artura Colino reconoce que ha perdido la cuenta de los muñecos y cuadros que ha realizado «muchísimos, casi todos para vender y regalar». La destreza y perfeccionamiento en la técnica le permite, además, prescindir de patrones «veo fotos y lo saco, no necesito patrón de tantos que hago ya. Generalmente hago el cuerpo y luego ya voy con los detalles, los amigurumis van rellenos de algodón y otra de las ventajas es que se pueden lavar», añade.
Los cuadros con hilo, cosidos a mano y personalizados con muebles en miniatura también tienen un especial encanto y son ideales para regalar en bautizos y comuniones, por poner tan sólo algunos ejemplos. «Mis hobbies son esto y la fotografía. El tiempo de media para hacer un amigurumi puede ser de unos tres días aunque poniéndome y quitándome de la labor según tenga trabajo en la tienda», explica.
Como sucede con cualquier trabajo realizado a mano de forma artesanal «hay gente que lo valora y gente que no. Las que sabemos hacerlo y el trabajo que cuesta sí valoramos lo que cada muñeco o cuadro tiene detrás», reconoce.
Cada amigurumi que se va con su nuevo dueño o dueña lleva, por supuesto, algo de Artura Colino, de su experiencia y vivencia a la hora de crearlo y entre todos ellos recuerda especialmente «una hormiga con una mochila roja que me costó hacerla y se vendió enseguida pero lo bueno es que si la quiero, hago otra y ya está» afirma.