Un paseo por Santiago de la Puebla, imprescindible hacerlo ya caída la noche, permite descubrir en una de sus calles y a escasos metros de la plaza el maravilloso espectáculo navideño que decora cada año «Casa Fuchile», el hogar de un italiano y una santiaguesa. «Hace ya unos 20 años empecé con unas poquitas luces navideñas y como he viajado bastante a otros países como Italia y Suiza cuando íbamos en Navidad siempre veía cosas que me gustaban y las traía para ponerlas en casa y así poco a poco he ido mejorando y ampliando», explica Mario Fuchile.
«Cada año cuando se hace el belén viviente en la plaza informan a la gente que viene de fuera para que puedan acercarse y ver el decorado navideño y la verdad es que me hace mucha ilusión, sobre todo por ver cómo se iluminan las caras de los niños cuando lo ven, y también me siento satisfecho de que todo el trabajo realizado gusta. Niños y adultos pasan por aquí, paran, hacen fotos y nosotros encantados», añade.
Mario Fuchile recuerda, además, como siendo tan sólo un niño con apenas seis años en Italia ya sentía en su interior ese espíritu navideño que le llevaba a montar un pequeño y sencillo belén. «Siempre he tenido esa pasión por la Navidad y de pequeño, cuando reunía 20 liras compraba un pastor para el belén y también me iba al monte a buscar el musgo», comenta Fuchile.
Detrás de todo lo que puede verse ahora en el exterior de su vivienda en Santiago de la Puebla hay innumerables horas de trabajo y dedicación también con la ayuda de su mujer. «Cada año empiezo a montar las luces y la decoración cuando pasan los Santos a primeros de noviembre y me lleva unas tres semanas. Lo más complicado siempre es la conectividad y que todo funcione. Siempre lo enciendo el día 6 de diciembre, que era el santo de mi padre, y lo tenemos hasta el día de Reyes», cuenta Mario Fuchile.