Fieles a su cita, un año más, pero los últimos supervivientes de la comparsa peñarandina ven cada vez más difícil que la agrupación no desaparezca al cabo de 43 años de fructífera trayectoria en la puesta en valor del cancionero local y popular. De cara a sus habituales compromisos del mes de diciembre como el encuentro de los peñarandinos residentes en Salamanca, el festival navideño o el recorrido por las calles en Nochebuena y Fin de Año, la comparsa ha retomado estos días sus ensayos aunque bajo mínimos. Bajo la dirección de Miguel Alfayate el último de estos ensayos apenas reunía a ocho componentes que echan mano de la ilusión y las ganas de mantener las tradiciones para seguir adelante aunque el futuro se presente cada vez más incierto.
«Cantaremos en el encuentro de los peñarandinos ausentes del 4 de diciembre en el teatro Calderón y después ya veremos pero esto cada vez se pone más difícil. Por unas u otras razones seguimos teniendo bajas y no hay relevo para cubrirlas a pesar de los llamamientos que venimos haciendo ya desde hace varios años», comenta Miguel Alfayate.
El sonido de zambombas, panderetas y botellas acompaña las voces que interpretan las canciones con las que han crecido numerosas generaciones de peñarandinos y que forman parte ya de la cultura popular de la localidad. «Este 2022 cumplimos ya 43 años desde que volvió la actual comparsa pero algunos llevamos incluso muchos más años, desde que éramos niños, acompañando a otras comparsas que existieron antes y de las que formaban parte nuestros padres o abuelos», añade Alfayate que en su carpeta con las letras de las canciones atesora, también, recortes de prensa y fotografías de estas cuatro décadas.
Nadie quiere que desaparezca algo tan peñarandino como la comparsa pero, lamentablemente, tampoco se hace nada para remediarlo y sólo queda esperar algún «milagro» navideño para nuevas voces e instrumentos se sumen a ella y supere este bache.