Cientos de personas acuden diariamente al centro de salud de Peñaranda, un edificio con más de tres décadas que pide «a gritos» un repaso urgente. Lo primero que llama la atención es el exterior, evidentemente, con numerosas pintadas en sus muros y persianas que nunca han llegado siquiera a limpiarse a pesar de las peticiones y de haber sido tratado incluso en algún pleno del Ayuntamiento para trasladar la reivindicación a la Gerencia de Atención Primaria de la Junta, responsable de las instalaciones. Las farolas en el espacio ajardinado de la entrada principal llevan meses rotas en algunos casos y amarillentas y totalmente obsoletas en todos ellos sin olvidar que ni siquiera lucen por las noches aunque la Gerencia sí ha prometido intervenir en ello y ha encargado un proyecto para su arreglo. Los pilares oxidados y faltos de un repinte en la marquesina que cubre la entrada de Urgencias y parte del revestimiento del voladizo de la entrada principal desprendido son otros de los detalles que atestiguan el escaso mantenimiento.
El último episodio, según han relatado también algunos usuarios, es el fallo en el timbre de Urgencias que en ocasiones no suena y que ha obligado a poner un papel en la puerta pidiendo a los pacientes que llamen por teléfono para que puedan salir a abrir y atenderles.
Nuevas sillas para la gran sala de espera de las consultas y el cambio de las dos puertas (la principal y la de Urgencias) han sido las últimas actuaciones llevadas a cabo en dicho centro aunque durante todo el verano se ha reclamado sin éxito el arreglo del sistema de aire acondicionado que ha obligado a personal sanitario y pacientes a soportar temperaturas de hasta 37 grados en algunas estancias durante los días más intensos de la ola de calor.