«El rumor de los gusanos» es el título de la primera novela del salmoraleño Santiago Nieto y su presentación está prevista para este viernes, 24 de enero, a las 20:00 horas, en el Casino Obrero de Béjar. La obra verá la luz tras unos meses intensos de creación, inspiración e indagación que se dejan sentir en ella y enganchan al lector desde el minuto uno.
-¿Quién es Santiago Nieto para los que no le conozcan?
-Soy Santiago Nieto y si me preguntan de dónde soy no sé muy bien qué responder. A lo largo de una gran parte de mi vida contestaba, raudo y orgulloso, que de Salmoral, ahora solo orgulloso porque he de pensar que llevo más tiempo fuera que el que pasé allí. Soy de Béjar, de Illescas, de Peñaranda, de Valladolid, de Madrid…, pero el corazoncito tira siempre a Salmoral. Aunque el paso del tiempo vaya dejando cada vez menos vínculos, más allá de la familia Ríos, una casa y tres huebras y media de secano en el Cordel. Estudié en Peñaranda y luego Ingeniería en Béjar y lo cambié por el periodismo, la radio, televisión y prensa y así he terminado.
-¿Qué puede encontrar el lector en ‘El rumor de los gusanos’?
-Te confesaré un secreto: “El rumor de los gusanos” se llamó antes “El falso anarquista”, pero a las editoriales solo les llamó la atención cuando rebauticé la novela, hasta que Libros INDIE decidió apostar por su publicación. «El rumor de los gusanos» trata sobre la vida de una serie de personas en el verano del 36 en Madrid. Pero no solo eso, es algo más. Como les cambia la guerra y en qué se convierten. No es una novela sobre la Guerra Civil, aunque indudablemente no podemos abstraernos de la misma y el lector no lo hará. No es una novela política ni partidista, aunque yo sea más de izquierdas que el grifo del agua caliente. Es, perdón por el atrevimiento, humanista. Trata de personas que se encontraron con una situación excepcional y vivieron de forma excepcional uno de los peores momentos de nuestra historia contemporánea. Una novela histórico-contemporánea, con tintes de novela negra.
-¿Qué le ha inspirado en esta novela?
-Siempre me apasionó esa época y la guerra que la enmarca, entender qué sucedió, por qué las personas fueron lo que fueron, cómo eran y en qué se convirtieron. En pandemia, mientras escribía “Diario de un confinado”, cayó en mis manos por casualidad, un documento relacionado con el protagonista de «El rumor de los gusanos» y comencé a indagar, y fue un volcán todo lo que salió. Salió material para siete novelas, de hecho, la segunda está en marcha. Me rayé bastante con la documentación hasta puntos enfermizos: he aprendido recetas de cocina de cosas que comen los personajes, he hablado con descendientes ancianos de algunos personajes secundarios, he entrado en archivos cuando era necesaria la mascarilla y me he pasado más veces de las debidas, para un descreído, por la iglesia del Carmen en Madrid, centro neurálgico de la novela.
-¿Qué espera de ella?
-Sería iluso por mi parte pensar que me puede generar algún tipo de beneficio. No aspiro a vivir de escribir, eso era antes cuando nos pagaban a “tanto” la columna en el periódico. Ahora solo espero que lo lean más personas que mi mujer o mi hijo, y que les guste. Saber que una persona te ha leído y has despertado algún tipo de emoción en ella con la lectura, eso es mejor que el dinero o el poder.
-¿Le gustaría escribir alguna obra tal vez inspirada en Salmoral?
-Creo que podría, sobre todo antes de que la senectud haga mella en mí. Pero no me atrevo con la autobiografía y sin duda, si es sobre Salmoral, tendría mucho , demasiado de autobiográfico. Pero por otra parte Salmoral tiene mucho que decir, más de lo que los propios salmoraleños puedan pensar, solo hay que echar un vistazo a los archivos. El pasado siempre es evocador y hay historias apasionantes que se podrían contar sobre la vida de personas. Algunas han caído en mis manos y sufrí la tentación. No lo descarto.
-¿Cuál es su próximo proyecto?
-No he dejado de escribir. He participado en algunos concursos con relatos, tengo para una antología, con desigual fortuna. Y he avanzado con la vida aciaga y sorprendente de uno de los “secundarios” de «El rumor de los gusanos», en realidad, una secundaria. Una mujer con una de las vidas reales, más apasionantes que conozco. Una vida que haría odiar, reír, y llorar o que, al menos, no dejaría impasible a nadie. Seguiré con ese proyecto cuando me dé la vida.