La pastelería Gil, situada en la céntrica calle del Carmen de Peñaranda, cerrará sus puertas por jubilación coincidiendo con el último día del mes de mayo. La tradición familiar de varias generaciones acaba aquí con una dilatada y brillante trayectoria profesional que gracias a la excelente calidad de sus productos ha llevado el nombre de Peñaranda a lo más alto de la repostería y ha atraído durante años a miles de clientes. Leandro Nieto, al frente del negocio tras más de cuatro décadas, siguiendo el legado de su suegro, Tomás Gil, que a su vez en los años 50 del siglo pasado tomó el testigo de su padre, Paulino Gil (fundador de la pastelería en los años 30), ha encabezado un equipo de trabajadores tanto en el obrador como en la atención cara al público en la tienda en uno de los establecimientos con más fama de Peñaranda y que ahora, sin duda alguna, se echará de menos.
Muchos años madrugando cada día de lunes a domingo para elaborar pasteles, pastas de té, raquetas, bambas, pepitos, hornazos, empanadas, tartas, buñuelos y huesos de santo en torno a la época de Todos los Santos, roscones en Reyes…dejan paso ahora a una más que merecida jubilación de Leandro Nieto aunque los paladares que ha endulzado tanto tiempo y en tan gratos momentos queden también un poco «huérfanos».