Álvaro Coll representa la tercera generación de una conocida familia peñarandina al frente de un emblemático e histórico negocio como es la Librería Coll, en pleno corazón de la localidad, en la plaza de la Constitución. Un establecimiento que sigue conservando en su interior esa esencia, con estanterías y cajoneras de madera que han visto pasar durante décadas a miles de clientes. Hoy, 11 de noviembre, fecha en la que se conmemora el Día de las Librerías, Álvaro Coll nos habla del pasado, presente y futuro de un sector clave en la cultura.
-¿Cuándo y cómo nace esta librería?
-Nuestra librería nace en el año 1943 y se compró del traspaso de los Ruipérez de la librería Cervantes que en nació en Peñaranda pero en esa fecha dio el salto a Salamanca. En ese momento mi familia adquiere el negocio y ahí es cuando empezamos con la librería, empezó mi abuelo, siguió mi padre como segunda generación y ahora yo, que soy la tercera. En un principio era solamente librería y luego ampliamos con la juguetería. Tiramos el edificio entero hace como unos 25 años, se desmontó la madera entera de la parte de la librería y se volvió a montar por completo y se respetó, también, la fachada como era en sus orígenes.
-¿Cuál es el momento actual del sector de las librerías?
-Una cosa es el momento actual de las librerías y otra, el momento del libro, porque el libro está en muy, muy buen momento, pero el tema de las librerías, que no dejan de ser un comercio muy tradicional de artículos de la venta del día a día, es más complicado porque existe un comercio electrónico muy amplio, con mucha competencia. El libro se está vendiendo mucho y el libro electrónico ha quedado como en un segundo plano. El libro en papel sufrió, hace unos 15 años aproximadamente, ese boom digital del libro electrónico en el que parecía que se le iba «a comer» pero el libro de papel se repuso de esa tendencia y ahora conviven los dos. El que viaja a diario 45 minutos en metro no utiliza papel porque le resulta más cómodo el libro digital pero el que usa el libro para relajarse cuando llega a casa porque es amante de la lectura prefiere, sin duda, el papel porque le gusta esa sensación de chuparse el dedo para pasar las páginas, palpar la rugosidad del papel…Aparte de todo esto, en estos momentos se está sobre editando, la vida va muy rápida en todo el tema de redes sociales y ello influye directamente, también, en el tema de la lectura. Hay un perfil de un lector que no consumía libros antes, que es el de la etapa desde 15-16 años a unos 25-30, y donde las mujeres leen muchísimo más que los hombres, y ahí tienen mucha «culpa» las influencer que, a través de redes sociales y canales de YouTube, atraen la atención sobre un libro, y eso ha sucedido, por ejemplo, con «La vecina rubia».
-¿Qué busca en lector de mediana edad en una librería como la vuestra en el medio rural, a camino entre las provincias de Salamanca y Ávila?
-El lector de mediana edad lo que quiere es distraerse entonces suele estar muy influenciado por la publicidad que generan las editoriales a ciertos títulos, ya sea por ejemplo el Premio Planeta que siempre genera unas ventas muy fuertes. Es cierto que cuando sale el Premio Planeta hay gente que lo compra sólo por eso, el ganador y el finalista, porque en teoría ese reconocimiento debería ser una garantía pero al final es un producto comercial.
-¿Recuerdas algún libro que superara todas las expectativas en cuanto a ventas?
-La serie de «50 sombras de Grey» fue un antes y un después tanto en el perfil del comprador compradora, consumidor de literatura, y en el campo de la lectura «semi erótica» también abrió un antes y un después a algunos autores que existían pero que un poco por tabú o por el momento de la vida en el que estábamos no se ponían las estanterías así que, repito, que marcó un antes y un después. Generó un poquito de controversia entre ese lector que no sabía si comprarlo o no por el hecho de que te miraba con cara de ‘qué va a pensar de mí’, pero luego ya salieron a la luz muchos autores que estaba ahí con una lectura un poquito «picante» podríamos decir.
-¿Cuál es el reto de las librerías a día de hoy?
-El reto de las librerías es sobrevivir y subsistir con otro tipo de productos. Quizás en las ciudades que hay mucho más público y más concreto puede resultar más fácil, pero en los pueblos con una librería por sí sola, librería como tal o una juguetería, es complicado. Nuestro secreto en este caso es el tener una fórmula de varias cositas que se complementen un poco entre sí. El reto de una librería y casi diría yo de cualquier comercio de pueblo es ver la forma de cómo sobrevivir porque está todo inventado.