La peñarandina Cristina Manzano Arroyo reside en Paiporta, la localidad que se ha llevado las peores consecuencias de la DANA y en la que lleva residiendo 13 años aunque mantiene estrechos lazos con Peñaranda donde sigue teniendo familia y amigos. El testimonio de lo que están viviendo estos días literalmente pone los vellos de punta y lo que es aún peor, lo que queda aún hasta recuperar una normalidad que perdieron en apenas unos segundos.
«Estamos todos afectados, fue horrible. Esto parece de película de terror, no, lo siguiente. Me pilló en casa pero el agua me llegaba hasta el balcón, en el primer piso, y en el bajo las casas han quedado totalmente destruidas. Han encontrado dentro de los coches, incluso en esta calle, personas fallecidas donde yo vivo, algunos incluso conocidos del barrio. Las calles están que no se puede apenas transitar por ellas, puedes caminar pero llenándote de barro, los coches sin quitar, no tenemos luz, ni agua potable, no tenemos agua para limpiar ni para lavar ni para el baño, tampoco gas para cocinar, no tenemos comida», explica.
A medida que pasan las horas, la desesperación va en aumento. «Han saqueado tanto Carrefour como Mercadona y todas las tiendas de comida. No tenemos nada, absolutamente nada, y no tenemos tampoco ni para medicinas que necesitan muchas personas. Tengo aquí una señora de 90 años que duerme con oxígeno y no tenemos ni medicación para ella», añade Cristina Manzano.
A pesar de los esfuerzos de servicios de emergencia, Ejército, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, voluntarios y los propios vecinos, la sensación a pie de calle es la de sentirse abandonados y que la ayuda urgente, de primera necesidad, tarda demasiado en llegar. «Necesitamos agua y comida, no caprichos, lo primordial que una persona necesita para vivir, para desinferctar las casas, para poder limpiar y lavar porque si esto sigue así vamos a coger hasta infecciones por todo lo que arrastra el lodo e incluso los cuerpos que aún no se han localizado», asegura.
Cristina y su pareja dan gracias de vivir para contarlo, han perdido el coche entre los montones de vehículos que siguen a estas horas apilados en las calles. «Mi pareja se salvó porque llegó media hora antes del trabajo pero aún así cuando vino ya le llegaba el agua hasta la cintura y se le podía haber llevado. Fue subir a casa y el agua casi nos llegaba por el balcón e incluso por la escalera, viviendo en un primer piso, el agua nos subió hasta casi nuestra puerta. Al día siguiente estuve barriendo y echando hacia abajo todo el agua y el barro que había entrado en el edificio. Un señor mayor que vive justo debajo de nosotros se ha quedado sin casa, les reventó la pared el agua y arrastró todo. Paiporta no estaba preparado para algo así, no es que lloviese, aquí solamente hacía aire pero vino todo lo que arrastró de otras zonas, el barranco se desbordó, se llevó el puente por delante…fue cuestión de 10 segundos y ya teníamos el agua hasta el balcón», recuerda aún con la angustia en su voz.
A lo largo de la mañana de hoy, jueves, Cristina contempla desde su casa otra imagen aún más triste como es la del casi continuo paso de furgones fúnebres camino del Anatómico Forense de Valencia capital con los fallecidos para su identificación. «Me han llamado también de las funerarias para cuando los lleven a los tanatorios porque soy tanatopractora (persona que se encarga de realizar las distintas actividades para que el cadáver este en unas condiciones óptimas). Hay que ayudar en lo que podamos, si no nos ayudamos unos a otros y no tenemos humanidad ante esto…» reconoce esta joven peñarandina.
Pensar en un futuro a corto y medio plazo ni siquiera se plantea en estos momentos. «Ahora mismo no hay futuro porque están todos los negocios, incluso los familiares, destruidos y arrasados. Las grandes superficies están para tirarlos y volver a hacerlos de los daños que tienen así que imagina los comercios pequeños cómo han quedado. Esto es un apocalipsis total, este pánico no deseo que lo pase nadie, de verdad. Yo nunca imaginaba vivir esto, en sólo unos segundos hemos perdido todo», lamenta Cristina.