RETAZOS DE HISTORIA POR EUTIMIO CUESTA
Empezamos este escrito diciendo que doña Victoria Eugenia fue Reina de España, esposa del Rey don Alfonso XIII y abuela de don Juan Carlos. Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia visitaron Salamanca los días 6 y 7 de octubre de 1922, con motivo de la celebración del III centenario de la canonización de santa Teresa, efemérides que aprovechó el Claustro Ordinario de la Universidad, en sesión celebrada el 4 de marzo de 1922, para conceder el título Honoris causa a la excelsa escritora castellana, Teresa de Cepeda y Ahumada.
Las fiestas se celebraron con el mayor boato y hubo toros, corno era costumbre en los grandes eventos. Para los grandes aficionados, les digo que, aquella tarde, a las 15:30 horas, saltaron al ruedo ochos toros de los hijos de don Victoriano Angoso, que pastaban en la dehesa de Villoria de Buenamadre: dos para los rejoneadores, José Casimiro y Ricardo Teixeira, que actuaron a cuerpo limpio y a la usanza portuguesa. Y los seis restantes fueron lidiados por los diestros Maera, Valencia II y Nacional II.
Pero a nosotros nos interesa la noticia de la corte de señoritas salmantinas, ataviadas con el traje típico, que acompañó y rindió honores a la Reina en todos actos oficiales. Traje que impactó a su Majestad por su belleza, filigrana y elegancia, hasta tal punto le impresionó, que le sugirió al Gobernador Civil, que la acompañase en la visita, que tenía programada para las once de la mañana, a la Junta Sanitaria. El Gobernador se dirigió a las encantadoras charras, les transmitió la invitación de la Reina, la aceptaron gustosas y la acompañaron a la Junta Sanitaria (Hospital de Cruz Roja), pues estaba interesada en conocer de cerca el traje, pues le había llamado poderosamente la atención, así como la belleza y el garbo de las señoritas, que los vestían.
Dicen que aquellos ojos de color de cielo se extasiaron al contemplar el traje regional, y los salmantinos, adivinando el pensamiento, que se cruzó, en aquel instante, por la regia mente, decidieron regalarle un vestido charro. La entrega se realizó en Madrid el día 21 de diciembre de 1922. Se hace eco del acto La Gaceta, con la firma de Rajeb, y, entre otras cosas de tinte poético, dice: “Sólo os pido que, cuando las cascadas de oro cubran vuestra regia y escultural figura, cuando los collares de filigrana aprisionen esa garganta de nieve, las horquillas de oro sirvan de marco a vuestro hermoso rostro, volváis los ojos a Salamanca, que os adora”.
El cuadro de doña Victoria Eugenia luciendo el traje charro, que aparece en la foto de este escrito, lo podéis contemplar en el Ayuntamiento de Salamanca, su autora, María José Frades Morera. El citado traje charro fue bordado y confeccionado en Macotera bajo la dirección de las Hijas de la Caridad del Hospital de Santa Ana. Las hermanas trajeron el abalorio de Venecia (Italia) y las bordadoras fueron María Walías, la abuela Moralas y sus hijas Antonia, Teresa y Cristina Hernández Walías y su nieta, Margarita Pérez Hernández, que, entonces, tenía trece años, pero que ya se le daba bien el bastidor. Aún se conserva el abalorio que sobró del traje real y que guarda, como oro en paño, una de sus familiares. No sólo la familia Moralas confeccionó el traje de la Reina, sino que hay algunos trajes en Macotera, que llevan el diseño, traza y estilo de esta casa; y, para estos encargos, ellas tenían costumbre de traer el abalorio de Madrid, de una tienda ubicada en la calle de Santa Cruz, que aún sigue en plena actividad.