El sector de la venta ambulante fue uno de los más afectados por la pandemia y miles de familias en toda España, muchas de ellas en Salamanca, perdieron la actividad durante meses y se quedaron incluso con los almacenes lleno de género de temporada que no vendieron y en el que habían invertido. La recuperación a lo largo de este tiempo no ha estado exenta de dificultades y Abel Vázquez, conocido vendedor en el mercadillo semanal de Peñaranda y miembro de la asociación salmantina de este sector, habla de cómo afrontan ahora el día a día.
-Cuatro años después de la pandemia, ¿han logrado recuperar las ventas en los mercadillos?
-La recuperación después de la pandemia fue lenta porque, como todo, es una cadena. Si no se podía salir a cenar, si no se podría salir a comer, en fin vacaciones al cien por cien, pues no todo el mundo compraba ropa para esas ocasiones. Como las bodas también estaban limitadas, también era lo mínimo, entonces fue una recuperación lenta y sí que era una recuperación de ganancias muy cortas porque el público tenía mucho miedo, clientas que teníamos sobre todo de edad avanzada no visitaban el mercadillo por el miedo al virus y otras porque lo habían tenido y lo habían pasado mal, tampoco acudían. Una vez que todo ha avanzado y han vuelto las ganas de salir, de ir de cena, de vacaciones…fue a mejor y se notó un poco de alivio para todo el mundo. Ahora con el Euribor de las hipotecas por las nubes, una botella de aceite cuesta 10 euros y todo está carísimo, sufrimos otro parón en la economía que es general. Si tienes el mismo sueldo o te ha subido, por ejemplo, 100 euros pero tienes 300 euros más de gastos que el año pasado, sí o sí vas a peor. La recuperación de las ventas va muy corta en general, yo siempre he ido en una línea y gracias a Dios no me ha fallado pero, en general, repito que va mal. Se nota en los puestos de mercadillo donde vayas que no hay los mismos productos, ni la misma cantidad ni la misma variedad, otros han cambiado de trabajo, otros al paro y otros con jubilación anticipada porque no veían que libraban gastos con lo que vendían.
-¿Cómo habéis vivido y afrontado todo esto?
-Para nosotros la recuperación fue dura, el que no tenía guardado lo pasó muy, muy mal. El Estado a nosotros en lo que eran los préstamos, como no somos un establecimiento fijo, no ha habido ningún tipo de ayuda para nada. Lo único que teníamos era la de autónomo, hemos estado totalmente olvidados y hemos buscado por todos lados, en las asociaciones de vendedores tanto en Salamanca como en Madrid y en todos lados, y no teníamos donde agarrarnos para la gente que lo necesitara para reponer género pudiera hacerlo. Cuando se paró en marzo se quedó todo el género de invierno parado y necesitabas de verano recuperar, hay gente que no tiene la economía para eso y no hubo ayuda de ningún tipo. Sí que noto, la verdad, que la gente vuelve a tener el pensamiento de nuestros abuelos, de disfrutar el momento, de si puedo comprarme me lo compro y no miro al ahorrar porque han cambiado el chip de nuestra quinta de ahorro y tal y no tiro esto. Ahora piensan mañana no sé si estoy, lo que pueda me lo compro. No es que esté la venta muy alta pero antes se lo pensaban y ahora, me gusta pues dámelo.
-Habrá incluso algunos vendedores ambulantes que se hayan quedado por el camino en este proceso.
-Sí, hay gente que ha buscado otro trabajo y ya no tienen pensado volver al mercadillo porque tienen una estabilidad emocional, económica y familiar, entra un sueldo de x dinero y no tienes que pensar si vendo o no vendo, si hoy llueve o no llueve, si se rompe el furgón…y eso es a raíz de la pandemia. En estos momentos repito que va lentita la cosa porque con la subida de las hipotecas y el resto de gastos de las familias, lo primero que cortas es la vestimenta y los caprichos, vamos librando pero con muchísimas dificultades. Los ayuntamientos de Peñaranda y Salamanca nos ayudaron perdonándonos algunos recibos pero otros no lo hicieron, seguimos siendo los más olvidados.