Papá Noel House-Villa Rubén tiene su propia referencia en google y hasta este rincón peñarandino, en la urbanización residencial Bracamonte, acuden cada año cientos de visitantes atraídos por el espectacular montaje de luz, figuras y sonido con el que sus propietarios disfrutan cada año en Navidad y que, además, comparten cara al público. El matrimonio formado por Gabino Tolosa y María Fernanda González está detrás de este auténtico sueño navideño que llama la atención nada más entrar en la calle los Olmos y que no deja indiferente ni a pequeños ni a mayores.
«Empezamos hace cinco años cuando nuestros hijos fueron de Luna de Miel a Estados Unidos y nos trajeron los primeros muñecos de motivos navideños y poco a poco hemos ido ampliando y poniendo cada año cosas nuevas», explican.
A pie de calle, a lo largo de toda la fachada de su vivienda, dan en primer lugar la bienvenida las figuras del nacimiento, de Papá Noel, del muñeco de nieve…»lo ponemos y quitamos a diario durante todos estos días y si por ejemplo sopla viento o llueve no podemos colocarlos a pesar de que los tenemos con garrafas de agua como contrapeso para evitar que se vuelen y los enchufes para que permanezcan inflados y algunos con movimiento por supuesto no pueden mojarse», añaden.
«Mínimo dos semanas antes de que llegue diciembre ya empezamos a organizar todo, a ir colocando las luces a ratos hasta tener todo listo como se ve ahora. Todos los años viene muchísima gente a verlo, se dan un paseo hasta aquí o vienen en coche y viven con nosotros esta pasión por la Navidad. Cuando pasa la festividad de los Reyes, el 6 de enero, toca repetir la operación y empezar a quitarlo y guardarlo hasta el próximo año», cuentan Gabino y María Fernanda.
Las fotografías y vídeos de su casa decorada que hay en internet y en redes sociales les ha deparado, incluso, alguna sorpresa. «Una niña de siete años de Málaga nos mandó una carta porque le había gustado mucho toda la decoración navideña que tenemos», recuerda María Fernanda.
Este año una valla hecha por Gabino con maderas de palets reciclados sirve para delimitar el espacio de la calzada que ocupan los muñecos y permite al público verlos junto a las miles de luces que parpadean en la fachada. «La verdad es que no me preocupa la factura de la luz, mi pasión en Navidad es ésta y si me lo tengo que quitar de otra cosa lo hago. Si hay que pagar 20 euros más este mes, lo hago con gusto sólo por ver la ilusión que tiene la gente por venir a verlo», asegura Gabino y ojalá esa ilusión dure muchos años más.