Tras la última actualización de datos de la PAC, que arrojan una reducción de la superficie de girasol del 4,3% respecto a 2022, con una superficie sembrada de 760.000 hectáreas, la Asociación Española del Girasol (AEG) considera que la cosecha en España “no va a ser buena y está siendo muy irregular por áreas de siembra, por lo que en general, y lamentablemente, solo cubrirá algo más que los gastos”, reconoce el presidente de la AEG, Juan Fernández.
Fernández indica que “los rendimientos, salvo excepciones, no son los que se esperaban después de las lluvias de junio, por lo que en algunas áreas de siembra han sido decepcionantes”.
Si bien es cierto que el girasol es el cultivo de la rotación con el cereal de menor coste fijo por hectárea, “se considera que con una producción de 800 kg/ha se cubren gastos, pero no olvidemos que el objetivo del agricultor no es cubrir gastos sino la rentabilidad. Muchos agricultores tenían la esperanza de que, tras la catastrófica campaña del cereal, el girasol le permitiera recuperar perdidas, pero al menos espero que se haya conseguido no aumentarlas”, señala el responsable de la AEG.
Respecto a las producciones, la asociación recuerda que los datos que aporta son estimaciones por comunidades autónomas y estos dependen de las fechas de cosecha y procesado. Así, AEG actualiza la producción nacional en octubre y la sitúa en 689.978 tm, ya que las altas temperaturas de final de ciclo han mermado mucho la producción y esto supone un 21,6% menos que en septiembre”, apunta Juan Fernández.
Dada la importancia de la producción a nivel mundial para satisfacer las demandas del mercado nacional, cabe mencionar que el Consejo Internacional de Cereales (CIG) anuncia que la producción mundial de semillas de girasol aumentará y probablemente ascenderá a 56,1 millones de toneladas en la campaña 2023/24. En otras palabras, “el CIG rebajó su previsión del mes anterior en 300.000 t. y se considera que la producción es superada solo en un 2,6% respecto a la de 2022/23”, señala el presidente de la AEG quien remarca que “el ajuste a la baja se debe, principalmente, a una posible cosecha menor en la Unión Europea. La cosecha de semillas de girasol en la UE, tercer proveedor mundial, está aumentando y se espera que alcance alrededor de 10,3 millones de toneladas, 100.000 toneladas menos que lo proyectado en agosto. Sin embargo, es de suponer que la cifra del año anterior será superada en un 12,4%”.
En este sentido, se espera que la superficie de cosecha en Ucrania se verá ampliada significativamente en 2023, debido a las favorables condiciones de aumento de superficie de siembra, y se espera que los rendimientos aumenten respecto a 2022.
En Rusia, donde la cosecha comenzó a finales de septiembre, la producción de girasol se espera que se mantenga en el nivel del año anterior de 16,4 millones de toneladas. En otras palabras, la previsión del mes anterior se mantuvo sin cambios.
Ante estas últimas cifras y dada la mayor disponibilidad de girasol a nivel mundial, junto a la desaceleración de la economía, “nos hace presagiar que no hay peligro de suministro´´. De cualquier forma, la tendencia es incierta por la situación socio política reciente a nivel mundial, aunque no se esperan grandes cambios a corto plazo”, apostilla Fernández.