Niños, jóvenes y mayores reunidos en el antiguo frontón, gente de aquí y de allí hasta llegar a medio millar de espectadores que se han vuelto a rendir, una vez más, a la sabiduría popular de Mayalde, a su música rescatada de las antiguas generaciones, a sus instrumentos, a las anécdotas de Eusebio, a ese regusto por lo nuestro que nunca debe perderse. Durante cerca de dos horas Mayalde ha logrado captar la atención de los espectadores, de implicarles en sus canciones, de levantarles de sus sillas para bailar y aplaudir, todo eso se ha vivido esta tarde noche en El Campo de Peñaranda. Una invitación a sangría y unos bailes «agarraos» han cerrado una bonita noche con la música como verdadera y gran protagonista.