Abelardo Arteaga y el religioso carmelita descalzo Antonio González son dos peregrinos más de la ruta teresiana De la Cuna al Sepulcro pero la historia de sus vidas está ya unida para siempre a este camino de peregrinación en el que ellos plantaron una primera semilla que cayó en tierra fértil. La primitiva idea de un camino teresiano es, a día de hoy, una experiencia vital y única para todos los que han dejado sus pasos entre Ávila y Alba de Tormes buscando las huellas de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
-¿Cómo ha evolucionado todo desde aquella primitiva idea de un camino teresiano?
-Esto nace desde distintos puntos porque luego está ahí también la Asociación de Turismo de La Moraña que tuvieron mucho empeño, que fue los que hicieron posible que luego se buscara el apoyo de las diputaciones y se logrará la señalización, después el tema de albergues, poner en marcha la asociación, osea que eso también es otro arranque importante, pero digamos como empiece en el año 2012 nosotros veníamos haciendo rutas con jóvenes por distintos lugares donde han estado Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz y en ese año se nos ocurre hacer esta ruta desde Ávila hasta Alba de Tormes con un grupo que serían 30-40 chavales. Cuando hacemos la ruta nos damos cuenta que tiene un potencial, de que este este trazado, pasar por estos lugares donde nació Santa Teresa, donde estuvo de niña, donde nació San Juan de la Cruz y donde empezó el Carmelo Descalzo, tanto las monjas en Ávila como los frailes en Duruelo, y que es una ruta de ciento y pocos kilómetros que se puede ofrecer a más gente para recorrer. Ahí decidimos al año siguiente hacer la misma ruta y empezar a señalizar y es cuando se crea la flecha roja para diferenciarla de la amarilla del Camino de Santiago, con la T de Teresa y los tres puntos que inicialmente eran tres estrellas pero se simplifica porque veníamos pintando, en el 2013 se pidió permiso y veníamos señalizando con pintura con pintura de suelo.
-¿Desde ese momento cómo va avanzando el proyecto?
-En el año 2014 es cuando la Asociación de Turismo de la Moraña tomamos contacto ya con las diputaciones, se hace la señalización, se crea la página web primero la de Caminos Teresianos y luego ya la de la ruta De la Cuna al Sepulcro. Y en el 2015, ya una vez que se ha montado la ruta y ya se han empezado a crear los primeros albergues, se crea la asociación que es la que, desde entonces, impulsa la ruta. Ahora nosotros venimos de nuevo con un grupo de jóvenes este año por acá. Es un camino llano, está muy bien señalizado, se puede hacer con personas con discapacidad nosotros lo hemos hecho con chicos en sillas de ruedas, y tiene el encanto de Castilla, la llanura, el contraste entre encinares, pinares, campos de cereal, el silencio…
-¿Qué aporta la ruta a los pueblos por los que pasa?
-Ayer en Fontiveros había unos abuelitos con nosotros en el bar preguntando de dónde venimos, ese intercambio de vivencias con los peregrinos, hay gente muy interesada en conocer a la gente que viene a sus pueblos. Hoy nos han sacado unos dulces con un café y esa acogida al peregrino está muy presente.
-¿Hacia dónde evoluciona la ruta ahora?
-Para nosotros, como grupo de Pastoral con jóvenes, esta ruta es una referencia a la que, de vez en cuando, volvemos como un momento para ellos a profundizar. Como ruta en sí creemos que el horizonte es que vaya siendo cada vez más conocida, de hecho ya empieza a pasar que ya viene gente de otros países, que sea conocida en Madrid, a nivel de Castilla y León, fuera de España para que vaya viniendo gente porque la gente que viene a muchos les encanta esta experiencia con lo que ofrece de serenidad, de tiempo para el encuentro con uno mismo, lo que ofrece de arte, de paisajes, de gastronomía, de cultura…