El singular juego de las Mecas ha vuelto hoy, Viernes Santo, a Peñaranda y lo ha hecho gracias al empeño por mantener viva una tradición que desde 2020 ha sufrido un parón histórico por la pandemia del covid. El centro social ha sido escenario del mencionado juego, a partir de las 17:00 horas, con todas las curiosidades que precisamente lo hacen único y propio de la localidad peñarandina.
Cada jugador lanza en su turno un cubilete con dos dados españoles y se van sumando los puntos para quedarse entre 24, cifra en la que se puede plantar, y no pasar de 31 porque si no perderá y pagará una ronda de limonada para todos. Sumar 32 ó más puntos implica, además, que el resto de jugadores se ponen en pie dirigiéndose al perdedor y le tararean la marcha nupcial entre divertidos gestos para colocar después ante él una vela roja que se enciende al inicio de la sesión y que irá pasando entre los que menos suerte tengan. Se disputan cada año trece partidas, trece rondas, es decir, trece jarras de limonada.
La incorporación de mujeres y jóvenes mantiene viva esta singular tradición que nació en el año 1949 cuando en la dictadura de Franco estaba prohibido el juego y es una tradición propia que sólo existe en Peñaranda y que se repite desde entonces.
No faltan, tampoco, otras curiosidades asociadas a las Mecas como un lapicero de grandes dimensiones («Purgante Besoy») que se conserva desde los inicios del juego y que solamente se usa para apuntar las partidas que pierde cada jugador.