El tronco arde en la chimenea de una cocina rústica en una vivienda de la calle Chalanes, de Macotera, donde varias mujeres charlan distendidamente mientras dan forma a la masa. Así comienza cada año el proceso de elaboración de las rosquillas que se reparten en la localidad con motivo de la Legua macoterana y que cada año tienen una mayor demanda entre los asistentes. El dulce típico, preparado además siguiendo la receta tradicional, ha hecho incluso que a la prueba deportiva se la conozca ya popularmente como «la carrera de las rosquillas».
Detrás del arduo trabajo está la asociación de mujeres Siglo XXI que cada año colabora altruistamente para endulzar el paladar a los atletas, vecinos y visitantes que el domingo se darán cita en la plaza Mayor en la IX edición de uno de los eventos deportivos consolidados ya en la agenda del municipio. Tere, Romy, Irene, Quinti, Toñi, Feli, Gertru y Mari han sido las encargadas en esta tarde de viernes de preparar nada más y nada menos que 547 unidades de rosquillas. «El año pasado hicimos 1.000 y debido a la gran demanda que tienen, esta vez estamos haciendo 1.100, 547 que elaboramos ayer y otras 547 hoy», comentan las mujeres.
12 kilos de harina y 60 huevos se han empleado este año en unas rosquillas cuyo gran secreto no está en la masa, como se dice habitualmente, «está en el cariño que ponemos cada año en hacerlas para animar a todos los que vienen a la Legua Macoterana».
Juan Antonio Bueno, presidente del Atletismo Macotera-Jamón Prim, club organizador de la carrera junto al Ayuntamiento de la villa, ha visitado esta misma tarde a las mujeres para agradecerles en primera persona su trabajo y el que sean, también, una parte fundamental de la prueba.