El pleno que se celebrará esta tarde en el Ayuntamiento de Macotera debatirá la propuesta del equipo de Gobierno para nombrar hijos adoptivos de la villa al matrimonio formado por Agustín García Talavera y Joaquina González Aguadero y que ambos den nombre al consultorio médico de la localidad.
Agustín Bóveda Bueno dedica al médico un capítulo en su blog https://agustinbovedabueno.blogspot.com/ y recoge al principio un extracto de la entrevista que Enrique de Sena hizo a su hija, Joaquina García, con motivo del centenario del nacimiento de Agustín García Talavera y en el que le define como: “Fue ejemplo de conducta humana, de saber y responsabilidad profesional; que practicó la medicina como un ministerio sacerdotal en cuanto éste tiene de consagración activa y celosa a servir a quienes lo precisan. Y es bueno que todos rememoremos esos ejemplos de conducta humana por lo que puedan servirnos para corregir propios errores”.
Agustín Bóveda Bueno cuenta que AGUSTÍN GARCÍA TALAVERA nació en Salamanca en 1886, hijo de Joaquín y Rafaela. Se licenció en medicina y cirugía por la Universidad de Salamanca en 1909. Sus primeros trabajos los realizó en el Hospital Militar de Valladolid, en el Colegio Santiago de esa capital y en los pueblos de Villanueva del Conde y Crespos. Casado con Joaquina González Aguadero, nacida el 14 de mayo de 1888, en Salamanca. Médico titular de asistencia domiciliaria de Macotera e Inspector Local de Sanidad. Tuvo siete hijos, todos ellos nacidos y criados en Macotera.
NOMBRAMIENTO Y CONTRATO
Comenzó a trabajar en Macotera, como interino, en enero de 1911, mientras se llevaban a cabo los trámites administrativos, para cubrir una plaza que había quedado vacante. A finales de febrero, el Alcalde Liberal Pedro Blázquez Gómez, con la Corporación, y los asociados (19 personas) deciden adjudicarle la plaza, con un contrato por 4 años, con una asignación de 1000 pesetas anuales, con 200 familias en la beneficencia, más los transeúntes, con la imposibilidad de salir del pueblo en periodos de infecciones y, en caso de ausencias de más de 24 horas, tenía que poner, de su cuenta, un sustituto. Debía intervenir, como auxiliar del forense, en casos de suicidio, y el Ayuntamiento no cubriría esos gastos. Si quiere elevar el contrato ante notario tenía que pagarlo de su bolsillo.
LABOR PROFESIONAL
Este primer contrato se prolongará hasta el 28 de abril de 1937. Vendría un periodo de ausencia forzosa, que durará hasta mediados del 1949. En este periodo, estará en la cárcel y en Santiago de la Puebla (15.12.1938), como médico libre durante 20 meses. La primera plaza como médico titular la vuelve a adquirir el 16 de diciembre de 1940 en Madroñera (Cáceres). Sus siguientes destinos serán Mora (Toledo) y Benavente, para volver a Macotera el 3 de mayo de 1949. Estaría en la localidad macoterana hasta el 31 de diciembre de 1954, que marcharía a Medina del Campo para jubilarse a los 70 años, el 26 de marzo de 1956.
SITUACIÓN ECONÓMICA, SOCIAL Y SANITARIA DE MACOTERA EN EL TIEMPO, EN EL QUE DON AGUSTÍN TUVO QUE ATENDER LA ASISTENCIA DOMICILIARIA
Se vivía un periodo de carestía de subsistencia en toda la provincia con unos niveles de pobreza y mortalidad infantil de los más altos de España (Macotera el 25%). Las causas de mortalidad en el primer tercio del siglo XX estaban relacionadas, enbuena medida, con las infecciones intestinales, derivadas de la carencia de higiene en pueblos y casas. En la trasmisión por el aire (tuberculosis, bronquitis, viruela…). El paludismo hacía estragos en Salamanca y provincia, se bebía agua de las charcas y fuentes y existía grave déficit en la alimentación de leche en los niños. El innegable avance que determinadas medidas habían supuesto en el control de las enfermedades epidémicas, sufrió un impresionante revés, cuando hizo su aparición una pandemia de gripe (1918), que fue capaz de romper la tendencia decreciente de la mortalidad atribuible a las enfermedades infecciosas. La gripe puso en jaque tanto a las autoridades sanitarias, que se vieron sobrepasadas en su capacidad de reacción respondiendo a la epidemia sin innovación alguna respecto a epidemias precedentes, como a los representantes del mundo científico, que se enfrentaban a un tipo de microorganismo desconocido, ante el cual no eran válidas las estrategias aplicadas para combatir las epidemias bacterianas predominantes hasta esos momentos.
En 1924, don Agustín, juntamente con su practicante, inicia el estudio de las causas demortalidad de los niños en el municipio. El estudio se prolongará durante 10 años. Los resultados se encuentran en la memoria de trabajo de 1935. El 70 por ciento de los niños morían de tres enfermedades: gastrointestinales, de pulmón (bronquitis-tuberculosis) y debilidad congénita. En 1927, don Agustín presentó, para aprobación en Macotera, un Reglamento Sanitariocon fines claramente preventivos y con gran penetración social en algunos aspectos. En 1928 participó como ponente en unas jornadas culturales, que se desarrollaron en Macotera desde principios de diciembre de 1928 a mediados de febrero de 1929. Fueron 12 conferencias en las que intervinieron los curas, los maestros, los sanitarios, el notario, secretario del juzgado, el abogado Gorgonio y el farmacéutico. Todos del pueblo o ejerciendo en él. La conferencia de Don Agustín García Talavera versó sobre “Lo que debe saber el pueblo de las enfermedades infecciosas”. En 1928, don Agustín pone en funcionamiento un dispensario antipalúdico, en Macotera, con atención a 106 personas, con un socorro de 2.235 gramos de quinina y como sanitario, don Agustín García Talavera, médico titular, agregado a la lucha central antipalúdica. Cuanta con una ayuda del Ayuntamiento de 250 pesetas para reposición de accesorios, instrumental y gratificación en un edificio de su propiedad. El presupuesto que destinaba el Ayuntamiento a Beneficencia asciende a 10.561 pesetas, de las cuales 5.600 eran para sueldos de los sanitarios. 125 para el enterrador de los pobres. Los medicamentos llegaban a 3.500 pesetas. El farmacéutico titular 616 pesetas. La subvención a un hospital particular 620 pesetas y socorro a pobres transeúntes y emigrados 100 pesetas.
CENTRO PRIMARIO DE HIGIENE RURAL
A principios de 1933, el Inspector Provincial de Sanidad comunica al Alcalde que presente la solicitud de subvención, para unirla al expediente de construcción de un Centro Primario de Higiene Rural, en la próxima junta de la Dirección Provincial de Sanidad. El 29 de marzo se inaugura el Centro Primario de Higiene Rural. La donación de la casa y el jardín de D. Agustín facilitaron la gestión y la puesta a punto, inmediata, del Centro primario de Higiene Rural. El día antes de la inauguración el Doctor García Talavera dio una conferencia a los vecinos del pueblo para que conocieran la importancia y la forma en la que ha de funcionar, así como de la coordinación con el centro Secundario de Peñaranda y el Instituto Provincial de Higiene de Salamanca. La inauguración fue todo un acontecimiento. Estaban presentes las autoridades y los funcionarios municipales, maestros y maestras, Inspector Provincial de Sanidad, el director del Centro Secundario de Peñaranda y médicos afectos a dicho centro, enfermeras, practicantes, el director del Centro Primario de Villar de Gallimazo, la mujer de don Agustín, su hija Pilar y su hijo Ramón (ya estudiante de medicina) y casi todo el pueblo. Una vez visitado el centro y su equipamiento, dado el gentío que se había congregado, se trasladaron al Ayuntamiento. El hospital lo regentaban las monjas que tenían dos pequeñas salas para aislar a tres ó cuatro ancianos. Habló en primer lugar el Doctor García Talavera agradeciéndole al Inspector su labor y de paso pidiéndole un aparato de Rayos X. Habló el director del centro Secundario de Peñaranda, ofreciéndose a todos los enfermos de su distrito y deseando que esta región sea un modelo de sanidad para España. El Inspector alabó la labor de Don Agustín y promete hacer todo lo que pueda por estos centros, para que, poco a poco, vaya cambiando el ambiente sanitario de los pueblos, tan necesitados en la actualidad. El Ayuntamiento obsequió a los invitados a dulces, licores y habanos. Todo eran elogios y abrazos a don Agustín García Talavera, director del recién estrenado Centro Primario de Higiene Rural. El 4 de agosto de 1934 se celebró en Macotera un cursillo de ampliación de estudios para los nuevos directores de Centros Primarios. Asistieron 22 médicos y los respectivos profesores a impartir lecciones. De paso elogiaron la labor de su Director, don Agustín García Talavera, y pidieron que le ayudaran en su labor infatigable, ya que es uno de los pueblos más grandes. El Centro Primario de Higiene Rural iba cumpliendo sus compromisos y era admirado y conocido en los ámbitos sanitarios de Salamanca y de Madrid. Un modelo sanitario centrado en la salud comunitaria, con la prevención y detección precoz como ejes, incorporando las variables socio-económicas como elementos que influyen en el desarrollo y la salud, Don Agustín, fue pionero provincial en la expansión de estos centros en la provincia.
En el Centro se vacunaban niños de los pueblos limítrofes. También practicaba la cirugía como cortar piernas, incisión de flemones en muslos…Aquello se había convertido en un centro sanitario y de formación con dedicación de hasta siete personas. Nunca se olvidó de sus voluntarios y colaboradores, que les cita en sus memorias y es bueno que se sepa quiénes estaban en ese proyecto:
Enfermera voluntaria Pilar García González, Ramón García González (estudiante de quinto de Medicina), aspirantes a enfermeras Magdalena García Bueno y Victoria García Casado, practicante Pedro Cuesta y comadrona municipal Ramona Salinero. El estudio y la experiencia le llevaron a un amplio y acertado ejercicio del diagnóstico, de tal forma que, en casos de enfermos crónicos, cuyas familias expresaban el deseo de que les viera un especialista de Salamanca o de Madrid, acudían con esa especie de última esperanza llevando el diagnóstico y tratamiento que les había puesto D. Agustín. Los doctores famosos coincidían siempre: “el enfermo está en las mejores manos, no puedo hacer más de lo que ha dispuesto el médico de Macotera”.
TESTIMONIOS DE UN GRAN MÉDICO
Don Agustín mostraba un carácter que cautivaba por su sencillez e impactaba su entrega apasionada a su profesión y la generosidad con la que administraba su tiempo. Cuántas veces en invierno, tuvo que levantarse de la cama para acudir a la cabecera de los enfermos. En Macotera sabían que pasar aviso a don Agustín era tenerle, inmediatamente, al lado de quien le necesitaba. Cuando se pensó que Macotera dispusiese de un Centro de Higiene Rural, don Agustín cedió una vivienda de su propiedad que contaba con un pequeño jardín, sin percibir nada a cambio. Y, en ella, vacunaba a los escolares tanto de Macotera como de los pueblos de la zona, sin que, por ello se le asignara cantidad alguna. Don Agustín realizaba cada año la memoria del trabajo desarrollado. Las memorias no eran un simple relato de las actuaciones, ya que utilizaba los datos obtenidos para investigar y hacer propuestas futuras. Realizaba los porcentajes y los comparaba con datos estandarizados para ver en qué posición estábamos en cada una de epígrafes estudiados. Practicaba una cirugía sencilla, aunque no faltaba algún caso comprometido. Los enfermos tenían resuelto así su problema sin necesidad de afrontar los gastos de ir a la capital. Era muy exigente en todo lo de la asepsia y la habitación que utilizaba como botiquín y quirófano, la sometía a una limpieza que casi agotaba a las que la realizaban. Doña Joaquina, repetía la siguiente frase con mucha frecuencia: “Dios sabe bien lo que hace y por qué lo hace”. Para él, todo se reducía a cumplir con su deber, y a volcarse en ayudar a los demás. «Creo que uno los momentos más duros en su vida fue su jubilación. No la encajó bien al principio, después de 46 años de dedicación y entrega a los enfermos. Le costaba llenar el tiempo. Luego, su dedicación total a la familia, le hizo recuperar su buen humor», comenta Agustín Bóveda Bueno.
Agustín Bóveda Bueno, autor de esta amplia y detallada investigación sobre Agustín García Talavera, sigue explicando en su blog todos los detalles que siguieron a esa época, entre ellos las de los duros años de la Guerra Civil que bien merece la pena leer para acercarse a la figura de un gran profesional que dejó su huella en Macotera y que ahora el pueblo quiere devolverle con este gesto de gratitud.
Documentación:
Archivo Municipal de Macotera.
Archivo Municipal de Santiago de la Pueblo
Archivo Municipal de Medina del Campo.
A H.P de Salamanca, sección Gobierno Civil.
Relatos orales.
Archivo Militar del Ferrol.
Ficha de la cárcel.
El centro secundario de higiene rural de Talavera de la Reina y la sanidad española de
su tiempo. Juan Atenza Fernández, José Martínez Pérez coordinadores.
Esta Salvaje Pesadilla. Ricardo Robledo y otros.
Ficha del Juzgado de Peñaranda de Bracamonte.
BOP del 20 de octubre de 1941
El Adelanto de 25-01-1929 / 03-04-1933 / 15-4-1986.
Asociación Amigos de Macotera. Resumen de la entrevista a Joaquina García González.