El 19 de marzo de 2022, festividad de San José, pasará a la historia de Villoruela por ser el día en el que se celebró la misa de despedida a las religiosas Trinitarias, una orden que ha tenido presencia en la localidad desde hace cinco siglos en el Monasterio de Santa María la Alta, siendo éste el más antiguo de España de dicha orden. Las Villas, en la comarca de Peñaranda, pierde así su único convento de vida contemplativa y testigo de la historia de sus gentes desde su fundación el 17 de mayo del año 1510. Vecinos de Villoruela y de varios pueblos de la zona han llenado la capilla del convento para participar en una misa concelebrada por varios sacerdotes y que, también, ha contado con las monjas que en breve dejarán el monasterio y con las que serán sus nuevas compañeras en la comunidad trinitaria de El Toboso (Toledo).
Entre los asistentes Pilar Miguel, en primera fila junto al altar mayor, recordaba para Noticias A TIEMPO, que «el 20 de mayo de 1978 mi marido, José Castillo y yo celebramos aquí nuestra boda porque se había derrumbado una parte de la iglesia parroquial y se trasladaron aquí las misas. Me da mucha pena que se cierre».
En la parte final de la celebración, una de las trinitarias ha leído un mensaje en el que ha agradecido la presencia de padres trinitarios y dominicos concelebrantes de la eucaristía así como de todos los asistentes. La religiosa ha recordado que doña Catalina de Anaya fundó el monasterio en el año 1510, por lo que han sido cinco siglos y 12 años de presencia ininterrumpida de las trinitarias en Villoruela. «Gracias a tantas hermanas de todas estas villas y alrededores que ingresaron y han entregado su vida a la Santísima Trinidad y en bien de las almas. Mencionar a San Simón de Rojas, es un gran regalo que haya sido capellán de nuestra comunidad regalándonos tantas gracias y acontecimientos muy beneficiosos para las hermanas que tuvieron la dicha de conocer a este gran santo de nuestra querida orden. Recordar los años que estuvo el colegio de las niñas que venían a las monjas a recibir clases con tanto entusiasmo, la formación religiosa que les inculcaban y cómo las preparaban para recibir la primera comunión. También la ofrenda floral a la Santísima Trinidad que con gran esmero y cariño preparaban a las niñas para esta solemnidad. Al Santísimo Cristo de la Esperanza y la Virgen del Carmen que han bendecido con gracias espirituales y materiales a esta comunidad y a las familias de Villoruela», afirmó la trinitaria. Tampoco faltó la mención «a la entrega y generosidad del pueblo en los años más difíciles, al alcalde, Florentino Hernández y su gobierno, a la comunidad de padres trinitarios, a los capellanes los dominicos de Babilafuente y también a los de Salamanca, y a todos los sacerdotes que han pasado. Hermanas que convivieron con nosotras y hoy están unidas a la Trinidad desde la alabanza, sean nuestras intercesoras en nuestra nueva andadura con las hemanas de El Toboso (Toledo). Esto no es una despedida es un hasta siempre, os llevamos en nuestro corazón y oración y os prometemos nuestra continua intercesión ante la Santísima Trinidad y ante nuestra madre del Buen Remedio por este pueblo de Villoruela», concluyó.
En los próximos días, según han comentado vecinos de Villoruela, las monjas terminarán de recoger sus pertenencias en el convento, cuyos problemas de conservación han obligado a su traslado al convento toledano. Las campanas de Santa María la Alta quedarán entonces calladas para siempre y el monasterio cerrará sus puertas llevándose con él parte de la historia de la villa.