El templete de la plaza de España es testigo mudo de la vida diaria de Peñaranda, de las idas y venidas de sus gentes, de las fotos de recuerdo, de las quedadas junto a las escaleras, de los juegos infantiles, de las charlas a media mañana y de tantas y tantas vivencias, algunas de ellas tan bonitas como la historia de amor de Raimunda y Valentín.
Valentín Ramos Casas, peñarandino de pura cepa, vino al mundo en la calle Honda y dos años después, en la localidad abulense de San Cristóbal de Trabancos, nació Raimunda González Gutiérrez, aunque aún tendrían que pasar 18 años para que el destino hiciera que cruzaran sus vidas en una mágica noche de San Juan junto al templete, el anterior al actual pero que para ellos sigue guardando el mismo simbolismo.
Valentín trabajaba en una de las «casas grandes» de Peñaranda como labrador y Raimunda iba a comenzar a servir en ella. La cocinera de dicha casa, prima de la joven, les presentó precisamente el día de San Juan. Ella acababa de recuperarse del tifus y aún presentaba secuelas y precisamente como promesa por haber superado la enfermedad, vestía hábito. El baile que se celebraba en el templete hizo nacer en ellos un amor que dura ya nada menos que 70 años y que lejos de apagarse, mantiene viva su llama. La ilusión del noviazgo cuando Valentín iba en bicicleta hasta el pueblo de Raimunda, la boda, los años en los que Valentín emigró a Suiza y Alemania en busca de un futuro mejor para su familia, la reagrupación familiar en Francia, los veranos en los que ya con sus hijos volvían a Peñaranda…todo ello está grabado para siempre en su memoria.
Valentín y Raimunda viven ahora en la residencia de mayores San Pedro Advíncula, de Peñaranda, cerca de sus raíces, de la tierra que les vio nacer, crecer y enamorarse y en la que, por supuesto, han celebrado los 70 años de aquel primer baile en el templete y aún les parece incluso escuchar los sones de la banda municipal amenizando aquella velada en la que sus dos caminos fueron ya uno.