Moríñigo se transforma estos días en una pequeña villa navideña gracias a la colaboración de los vecinos y vecinas del pueblo decorando el exterior de sus casas y también colaborando para que los espacios públicos luzcan bonitos durante estas fiestas. Gente de todas las edades, pero especialmente los más pequeños, disfrutan en los recorridos por el municipio para ver los adornos, muchos de ellos realizados además de forma artesanal y con materiales reciclados.