Ana Tiedra Rodríguez es peñarandina y, además, emprendedora, ya que hace 12 años tomó la decisión de montar su propio negocio en la localidad e intentar salir adelante con una pequeña tienda de lencería y pijamas en la calle Ricardo Soriano.
-¿Cómo decidiste que era el momento de emprender?
-Por aquel entonces estaba trabajando en una fábrica de calzado pero los jueves y los viernes atendía al público en un puesto del mercadillo también de lencería, los jueves en Peñaranda y los viernes, en Ávila. Cerraron la fábrica y me apunté al paro, estuve un mes trabajando en la campaña de la fresa y me quedé sin nada, entonces decidí que iba a abrir mi propia tienda y trabajar de lo que estaba haciendo siempre en el mercadillo durante 24 años.
-La situación te pilló, además, en un momento complicado para encontrar empleo por cuenta ajena, ¿no?
-Sí, por mi edad ya era un tanto difícil que me contrataran pero tiré adelante con la idea de la tienda, que era lo que yo sabía hacer y me dije «si me sale bien, bien y si no, pues más se perdió en la guerra de Cuba» y de esto hace ya 12 años.
-¿Cómo fueron aquellos primeros pasos para la puesta en marcha del negocio?
-Contaba ya con los proveedores de género porque era una actividad en la que yo había trabajado y busqué un local comercial que no fuera tan caro. Encontré uno que, además, me lo ofrecieron y cuando me dijeron lo que me iba a costar, tomé ya la decisión y abrí un 2 de mayo. En toda la tramitación, estaba cobrando el paro y acudí a la oficina para negociar que todo lo que me quedaba por cobrar quedará ahí para pagar la cuota de la Seguridad Social hasta donde me llegara y con eso fui tirando como unos ocho o nueve meses en los inicios de la tienda.
-¿Recibiste algún tipo de ayuda o subvención?
-Sí, pedí una ayuda que me la concedieron para comprar todo el género, monté la tienda y la llené, no del todo pero sí para empezar, y luego ya fui comprando más.
-¿Recuerdas aquel primer día de abrir las puertas de tu propio negocio?
-Sí, y me acuerdo que estaba muy nerviosa y que llevaba la riñonera a la cintura, igual que en el mercadillo, porque no tenía ni caja registradora.
-¿Qué balance haces de este tiempo?, ¿tomarías de nuevo la decisión de emprender?
-Muy positivo, estoy encantada y por supuesto que sí lo haría de nuevo y volver a ser emprendedora. A las mujeres que estén ahora en ese momento les diría que adelante, que a mí me ha ido bien y creo que a ellas también. Necesitamos mujeres emprendedoras que pongan en marcha nuevos negocios. Por lo que a mí respecta, pedir solamente que haya negocio para poder llegar hasta la jubilación que aún me quedan aquí unos cuantos años.