Enrique Castaño Aparicio es otro de los peñarandinos que estos días trabaja en la Comunidad Valenciana para intentar restablecer cuanto antes una cierta normalidad tras una devastadora DANA que ha arrasado la zona y se ha llevado por delante las vidas y el futuro de miles de personas. Cuando su empresa pidió maquinistas voluntarios para ir allí, él no lo dudó ni un instante y desde el lunes pasado, está desarrollando su labor y acumulando vivencias que, sin duda, marcan para siempre. La labor de camioneros y maquinistas, como es su caso, es quizá estos días la menos visible pero resulta también de vital importancia para retirar toneladas de residuos en las poblaciones afectadas. En el lado menos amargo ha estado el reciente reencuentro con el grupo de peñarandinos que ha llevado hasta Paiporta la ayuda recogida en el colegio público Miguel de Unamuno y la que ha sumado el Club Deportivo Peñaranda.
-¿Nos puedes contar cuál es tu trabajo en la zona afectada por la riada?
-En realidad nosotros hacemos varios tipos de trabajos, digamos que la empresa nos pone a disposición como maquinistas como es mi caso y después aquí, aunque vienes para una máquina en concreto, puede ser que te pidan que trabajes con otra. Primero estuve en un vertedero acopiando residuos y colocándolo para intentar ahorrar espacio. Los vertederos son un problema porque la cantidad de mobiliario que se ha estropeado es tan inmensa que resulta difícil encontrar lugares donde poder echarlo, y después, todo eso habrá que gestionarlo de nuevo. Y ahora estoy trabajando con una máquina de pinzas apilando vehículos. Lo más urgente es sacarlos de las calles, entre otras cosas por los vertidos que pueden producir, además del estorbo que suponen.
-Casi dos semanas después de la riada y con todo lo que ya habías visto previamente en los medios de comunicación, ¿cuál es el panorama que has encontrado y qué es lo que más te ha llamado la atención?
-Desde el primer día me ha sorprendido la cantidad de barro, ramas, basura, enseres que hay acumulado en las calles. La perspectiva que tienes al verlo en fotografías o en televisión no llega a impresionar tanto como verlo en conjunto y en persona. A pesar de llevar varios días aquí, no dejas de sorprenderte al ver los cauces de los arroyos donde se ve el rastro de la riada, algunas calles con el hormigón arrancado, patios de colegios destrozados… tuvieron que pasar mucho miedo.
-¿La población también agradece estas labores menos visibles?
-En general sí. La población está agradecida y nos están tratando fantásticamente. Lógicamente lo que más agradecen es la ayuda directa en las viviendas. Pero también algunos sonríen al ver la maquinaria funcionando y a los profesionales actuando. La población está mostrando una paciencia infinita, a pesar de que algunos, literalmente, lo han perdido todo.
-¿Hay faena para largo?
-Pues sí, hay faena para tiempo. No es sólo una cuestión de limpiar. Habrá que gestionar todo el desecho que se está acumulando. Después habrá que reconstruir, y yo creo que se buscarán también medidas para proteger los pueblos, y la ciudad ante futuras riadas. Pero recuperar la normalidad de la gente, creo que es lo más urgente y lo que más va a costar.