Un último tíquet de 15,19 euros, una compra de mermelada, galletas, magdalenas, lavavajillas y alubias y un «gracias por su visita, hasta siempre» en lugar del hasta pronto habitual con el que durante años José Galiano completaba las ventas en su negocio de Zorita de la Frontera. Este fin de semana se ha producido, aunque esperado y anunciado, un triste hecho para los vecinos y vecinas de esta localidad al ver como echaba definitivamente el cierre su tienda de ultramarinos de toda la vida.
«Mi padre fue el primero que empezó con la tienda en Zorita hace 58 años, en esta misma calle y en esta misma acera. En el local actual llevamos nosotros 30 años más 2 que estuvimos en el otro y se acabó porque no hay relevo para que siga adelante. Vienen vendedores ambulantes y las grandes superficies nos han comido. Los pueblos se van vaciando, queda gente mayor que consumen menos que los jóvenes entonces el negocio da para poco. Hemos llegado hasta aquí con suerte, que a lo mejor otros no pueden decir lo mismo y no pueden aguantar hasta la jubilación», comenta José Galiano junto a su mujer, Pili, compañera de vida, de trabajo y de ilusiones. El cierre de la tienda implica que el pueblo se quedaba incluso sin un producto tan básico del día a día como el pan aunque la reapertura del bar del chiringuito ha facilitado, al menos, que el pan pueda venderse allí a partir de ahora.
«Como recuerdo más bonito de todos estos años nos llevamos el agradecimiento de los clientes y que hemos tenido la oportunidad de vivir de esto durante 32 años. A partir de ahora, toca descansar y disfrutar y hacer cosas que parecen tan sencillas como ir juntos al médico o con nuestra hija de excursión porque siempre tenía que quedarse uno al frente de la tienda. En una palabra, vamos a empezar a vivir, porque antes hemos trabajado y ahora intentaremos vivir, es lo que distingue una cosa de otra» asegura el matrimonio.
Este fin de semana ha tocado, además, brindar por esa nueva vida rodeados de su familia con una última foto en la tienda y con el recuerdo de una cena compartida en el bar El Quinto, de Paradinas de San Juan.