El peñarandino Miguel Ángel García García logró recopilar en el año 2017 más de medio millar de apodos que durante décadas se han usado en su localidad natal y en muchos casos, aún lo siguen haciendo y ahora «vuelve a la carga», como se dice popularmente, para seguir aumentando el listado con la ayuda vecinal para lograrlo. El singular trabajo, que ya forma parte del patrimonio etnográfico local, creció notablemente ese año a raíz de su publicación en Facebook y la red social propició el «rescate» de algunos de estos apodos que en varios casos habían caído incluso en el olvido.
Cada apodo tiene, además, su propia historia asociada y muchos de ellos nacían a raíz de anécdotas curiosas o de costumbres como es, por ejemplo, el caso de «siete sones». A finales del siglo XIX, la peñarandina Alejandra Alonso tenía entre sus costumbres ir cambiando de canción a canción como si tuviera «siete sones» y ese apodo le acompañó hasta su fallecimiento y lo heredaron sus descendientes.
«Me fui de Peñaranda con 17 años, ahora tengo 74 y seguramente habrá personas que vivan allí que tengan más memoria histórica que yo y puedan aportar datos más concretos. Conseguí datos a través de Facebook y numerosas personas fueron sumando nuevos nombres partiendo de una pequeña lista que se publicó en esta misma red social y que fui ampliando con los apodos que iban llegando», explica Miguel Ángel García.
Oficios, procedencia geográfica, partes del cuerpo y otros de lo más curiosos con sólo pronunciarlos quedan reflejados en esta curiosa recopilación que quiere seguir creciendo en esta nueva «oleada».