UPA Salamanca denuncia que cuando aproximadamente el 20 % de la patata española está todavía en las tierras, almacenistas y distribuidores están importando patata francesa, hundiendo artificialmente los precios de la patata española, dado que todo el sector coincide en que esta campaña no hay patata excedentaria, puesto que el sur sembró poca patata y las producciones que se están obteniendo en Castilla y León no son elevadas.
Con esta forma de actuar, los almacenistas y la distribución, a pesar de los importantes costes de trasporte de la patata francesa, lo que está intentando y consiguiendo, es obligar a bajar los precios a los productores españoles ante la llegada de las lluvias, obteniendo de este modo más beneficios, puesto que dicha bajada no se trasmite al consumidor como todos podemos constatar. Todos somos consumidores es fácil entender esto, dado que la patata lo vemos en los supermercados a 1,20 y 1,50 €/Kg, “y encima ponen el letrero de oferta”, al agricultor se le paga entre 0,20 y 0,25 €/Kg, cuando es el agricultor el que corre con los costes y riesgos de producción.
Esta maniobra ya vista otras veces, está perjudicando enormemente a los agricultores españoles, que tenían una buena campaña de precios, y aunque las producciones en muchas parcelas no son demasiado buenas, la rentabilidad que estaban obteniendo si lo era.
Ante esta situación, UPA Salamanca, pide a los consumidores, que una vez más, miren cuidadosamente la etiqueta “para no ser engañados”, y que busquen donde se ha producido esa patata (no donde se ha envasado), y que compren patata de origen España, con el fin de por un lado ayudar y defender al sector primario español, a la vez que favorecer la huella de carbono al evitar trasportes de mercancías de largas distancias.
Entre todos debemos defender a nuestro sector primario, ese sector que cuando la pandemia trabajo y sembró para que no nos faltasen productos en la mesa. Avisado estamos, cuando nos falten los agricultores y ganaderos, nos acordaremos de ello y lo pagaremos caro.