Carmen Familiar García ha sido durante ocho años uno de los rostros más conocidos de la política municipal como portavoz del grupo Popular en el Ayuntamiento de Peñaranda, institución que dejó en junio del año pasado. Su trabajo como funcionaria lo ha desarrollado en la última etapa dirigiendo la oficina comarcal del Ecyl y ahora ha llegado el momento de jubilarse afrontando una forma de vida algo más anónima y también más tranquila.
-¿Cómo y cuándo empezó su carrera profesional como funcionaria?
-En enero de 1987, tras aprobar la oposición, comencé mi trabajo como funcionaria en la Junta de Castilla y León primero en el Imserso, que después pasó a la Gerencia de Servicios Sociales, luego en Fomento, de ahí pasé a Agricultura y finalmente al Ecyl donde recientemente me he jubilado.
-Usted fue, además, una mujer adelantada a su época que hizo sus estudios universitarios ya en la etapa adulta.
-Sí, me casé muy joven y realicé el acceso a la Universidad para mayores de 25 años. Compaginé trabajo y los estudios de Derecho y todo ello ya habiendo tenido a mi hijo. Los tres primeros cursos de Derecho los hice en la UNED y estuve un año en el Insalud de Zamora yendo y viniendo desde Salamanca para trabajar. El resto de la carrera lo hice ya en la Universidad de Salamanca compaginándolo con trabajo, casa y niño.
-¿Le queda la espinita de no haber ejercido el oficio para el que estudió?
-He de reconocer que el Derecho me encanta, sobre todo el administrativo y que cuando terminé la carrera si hubiera sido con menos años y otras circunstancias, sí me hubiera gustado ejercerlo pero resultaba muy complejo entonces. Con el tiempo surgió la opción de una comisión de servicios en Agricultura que me permitió trasladarme a vivir aquí a Peñaranda y desde entonces aquí he seguido.
-¿Cómo recuerda su paso por la política municipal?
-Fueron ocho años los que pasé como concejala y el recuerdo, la verdad, es gratificante. Llegué al Ayuntamiento con la lección aprendida, otros llegan con menos y casi sin conocimientos sobre lo que es la administración, y yo por mi trabajo y estudios sabía su funcionamiento, gestiones como contratos, temas económicos…decidí dar ese paso en mi afán de hacer algo por Peñaranda y no hubo posibilidad de gobernar por los resultados obtenidos y tocó hace labor de oposición, que también es importante aunque relativamente si no te hacen caso los que tienen la responsabilidad del gobierno municipal.
-De la etapa en el Ayuntamiento, ¿le han quedado amigos?
-Tengo buena relación, por ejemplo, con la alcaldesa, Carmen Ávila, y algunos de sus concejales del PSOE como Antonio Poveda y Fran Díaz y por supuesto, con los que me acompañaron en el grupo municipal Popular, sobre todo en la última etapa con Mariví Muñoz. Espero y confío haber dejado amigos en el Ayuntamiento, ellos también han sabido valorar de alguna manera el trabajo que yo hacía, que me miraba todo al dedillo y su reconocimiento a todo ello me lo demostraron con el aplauso que me dedicaron cuando me despedí. El portavoz de Peñaranda en Común, Ángel Tejeda, también me lo dice cuando le veo que me echan de menos. A pesar de las diferencias políticas, sí se generó una amistad y lo recuerdo con cariño.
-Ahora ya jubilada ¿se plantea en algún momento volver a la política activa?
-En este sentido sólo me queda por reiterar que me gusta ser servicial y si puedo aportar algo a la sociedad, hacerlo y así lo hice en su momento y lo volvería a hacer con la misma motivación.
-Su amor por los animales también se plasmó en algunas iniciativas que llegaron al Consistorio en su etapa como fue el programa de control de colonias felinas en Peñaranda.
-Los que me conocen saben que soy una defensora total de los animales y trabajé para que se hiciera un programa de control de colonias de gatos callejeros e incluso a día de hoy soy voluntaria y sigo con ello.
-En su trabajo como directora del Ecyl ha tenido ocasión de tomar el pulso a la realidad social de esta comarca en el plano laboral, ¿cómo lo valora?
-En mi caso he trabajado toda mi vida, desde que tenía 14 años, y muchos compaginábamos estudios y trabajo para salir adelante y forjarnos un futuro mejor. A mucha gente que venía al Ecyl yo siempre les insistía en la importancia de prepararse y formarse, sobre todo a los jóvenes, aprovechar los cursos que se imparten precisamente para mejorar esa formación. Hay una problemática grave con la gente joven sin estudios que hay en esta zona ya que en los pueblos hay pocas oportunidades laborales salvo los planes de empleo que gestionan los ayuntamientos con ayudas de otras administraciones o los programas mixtos de formación y empleo.
-¿Y ahora qué es la pregunta obligada en estos momentos?
-Es complicado porque después de toda una vida trabajando y forjándote un futuro llega la edad de jubilación y te preguntas precisamente y ahora qué, sientes ese vacío de decir y ahora qué hago. Supongo que seguiré trabajando con mis «bichitos», cuidando la parcela con mis animales, mis árboles y mis plantas y pensando en alguna que otra idea que tengo en mente.