El ascenso de temperaturas con jornadas ya casi primaverales ha propiciado la aparición de la temida oruga procesionaria en el parque El Inestal de Peñaranda y la consiguiente llamada a la precaución ya que este insecto resulta muy peligroso para humanos y perros e incluso para los canes puede llegar a ser letal.
Las larvas de la oruga procesionaria se concentran durante la época de invierno en los bolsones que cuelgan de los árboles y, a medida que se aproxima el mes de febrero, se vuelven más visibles estos nidos blancos en las copas de los pinos. La bajada de la oruga desde los pinos al suelo ocurría normalmente en los meses de abril y mayo pero el cambio climático ha provocado que este ciclo se adelante y a estas alturas de febrero ya se pueden ver en El Inestal las hileras de orugas buscando un lugar donde enterrarse y empezar su metamorfosis.
Las orugas (larvas) están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta en los seres humanos, así como intensas reacciones alérgicas. Para los niños, el riesgo de entrar en contacto con las esporas de la oruga puede traducirse ensufrir una urticaria, pero en los perros puede llegar a ser algo mortal en caso de inflamar las vías respiratorias.