Coincidiendo con el primer fin de semana de junio, año tras año, desde el año 2002, un grupo de aventureros equipan sus bicicletas de montaña o bicicletas todo terreno (BTT) con transportín y alforjas y disfrutan de la Transmorucha, una ruta cicloturista de cuatro días en la que recorren unos 300 kilómetros entre las localidades salmantinas de Aldeadávila de la Ribera y Peñaranda.
Hoy jueves, primera jornada, una decena de ciclistas han partido desde la plaza de Aldeadávila de la Ribera a las 14:30 horas para disfrutar del paisaje del oeste charro con nubes cargadas de lluvia en el horizonte pero que han dado aún más belleza al recorrido. «La primera etapa nos lleva desde los profundos cañones tallados por el Duero en el corazón de las Arribes, junto al país vecino de Portugal, Aldeadávila de la Ribera, hasta las dehesas de encinas en el campo de Villares de Yeltes. Destacan durante el recorrido las riberas de los ríos Huebra y Yeltes, el pueblo abandonado de Pedro Álvaro o el propio Villares, el yacimiento de Yecla de Yeltes, etc. En total habremos recorrido unos 57 kilómetros», explica Ángel García «Lillo», miembro del club Salandar y uno de los promotores y creadores de la Transmorucha.
Mañana, viernes, el grupo se enfrentará a la segunda y maratoniana etapa de casi 100 kilómetros «a través de pistas interminables, unas pedregosas y otras de barro rojo por el Campo Charro que nos dejan en Tamames, puerta de la Sierra de Francia. A partir de aquí el entorno se transforma y toman protagonismo los desniveles más serios, en contrapartida nos regala los paisajes espectaculares del Parque Natural Las Batuecas – Sierra de Francia. Destacan las primeras vistas de la Peña de Francia, El Cabaco, donde normalmente comemos y sus minas romanas (las Cávenes), los ríos Francia y Lera, La Alberca, el sendero GR 10 que nos acerca a Herguijuela de la Sierra, en un espectacular descenso de más de 16 kilómetros que finalmente nos deja junto al río Alagón, próximo a Sotoserrano, un sitio perfecto para preparar la cena y vivaquear», añade «Lillo».
El sábado los participantes en la Transmorucha 2023 tienen ante sí la etapa más dura, de unos 75 kilómetros. «Los desniveles, casi siempre en subida, son importantes (punto más bajo a 400 metros y el más alto a casi 1500 metros). La variedad que nos ofrece el paisaje no deja de sorprendernos: pasamos de vegetación de ribera y olivares soleados a bosques de robles, atravesamos pueblos serranos y nos acercamos a las laderas de la Sierra de Béjar. A la variedad del paisaje hay que añadir la de los caminos. Tenemos de todo: senderos empinados y estrechos, ascensos y descensos imposibles, y sobre todo, durante bastantes tramos, caminos inundados. Desde Sotoserrano nos acercamos a Béjar, rodeándola por Calzada de Béjar, Navalmoral, Fuentebuena y Navacarros, subimos al Alto de la Hoya y descendemos por unas trialeras casi imposibles para terminar en Puente Congosto, después de pasar por San Bartolomé de Béjar, Becedas, Gilbuena y El Tejado. De nuevo un río, el Tormes en Puente del Congosto, nos acoge para pernoctar», comenta Ángel García.
La cuarta y última etapa tendrá el domingo como meta Peñaranda tras pedalear los 70 últimos kilómetros por la Cañada Real Occidental Soriana «garantía de buen camino, aunque no fácil, que transcurre por páramos altos y poco poblados. Las pocas poblaciones que veremos son, sin embargo, de arquitectura tradicional interesante, es el caso de Gallegos de Solmirón. Pronto nos acercamos a caminos conocidos por los que practicamos habitualmente BTT, pueblos como Pascualcobo, San Miguel de Serrezuela, Alaraz o Malpartida que dejarán paso a las largas pistas que definitivamente nos acercan a Peñaranda de Bracamonte», concluye.