Una estrella luminosa en una fachada de la calle Bebedero, de Peñaranda, a escasos metros de la iglesia parroquial guía al visitante, como lo hiciera con los tres Reyes Magos, hasta uno de los belenes más conocidos de la localidad como es el de José María Poveda «Chemita». A través del cristal que durante el resto del año permanece tapado con una puerta, los rostros de niños y adultos se detienen para contemplar la representación del nacimiento de Jesús a la que no le falta detalle y que, además, se va ampliando año tras año con nuevas figuras y con algunos cambios y mejoras.
Desde hace ya nada menos que tres lustros «Chemita», muy conocido entre los peñarandinos por ejercer de monaguillo en la parroquia desde que era un niño, monta el belén sin contar las innumerables horas de esfuerzo recompensado con ilusión y perpetuando la tradición que inició en el año 2007 gracias a su abuelo. Ahora son su padre y su tía los que le echan una mano para que compaginando con los pocos ratos libres que le dejan su trabajo y su colaboración en la iglesia pueda cumplir con su cita navideña que cada esperan sus paisanos y también los visitantes que en estas fechas se acercan a Peñaranda.