SECCIÓN «FRENTE A FRENTE»
A punto de acabar el 2022, un año sin duda muy convulso para el Partido Popular salmantino, el diputado provincial por la comarca de Peñaranda y alcalde de Villoria, Julián Barrera, concede a NOTICIAS A TIEMPO una entrevista en profundidad donde habla sobre la crisis interna, la situación actual del PP y el panorama que se presenta de cara a las elecciones municipales que llegarán en mayo.
– ¿Qué ha pasado realmente en el PP salmantino?
-Han pasado muchísimas cosas, demasiadas para contarlas todas en una pregunta y en una respuesta. La realidad objetiva, los hechos, es que existe una clara falta de democracia interna que impide a los afiliados ejercer su legítimo derecho de participar en un congreso donde puedan elegir a las personas que dirijan el partido durante el período de cuatro años que marcan nuestros propios estatutos. El mandato de la actual dirección provincial finalizó a finales de mayo de 2021 y año y medio después no ha sido convocado el nuevo congreso, siendo la única provincia de toda España donde no se ha celebrado.
Los afiliados no hemos recibido ninguna explicación razonable al respecto, salvo excusas tan peregrinas como que no es el momento, que todo llegará o que el congreso se celebrará cuando tenga que celebrarse. Una absoluta falta de respeto y una tomadura de pelo en toda regla a todos y cada uno de los afiliados que formamos parte del Partido Popular de Salamanca, sobre todo porque esta decisión la han tomado de forma unilateral y dictatorial personas que ya no están legitimadas para hacerlo. Toda esta situación ha creado un malestar y una incredulidad que crece cada día entre los afiliados y cargos públicos de toda la provincia.
La gota que colmó el vaso fue la convocatoria del Comité Ejecutivo Provincial el pasado 2 de diciembre por parte del presidente provincial, de facto pero no de iure, quien antes de dimitir de su cargo designó el Comité de Campaña y el Comité Electoral para las próximas elecciones municipales. Y para más escarnio, en vez de convocar el congreso provincial que todos esperamos, decidió dejar la dirección del partido en manos de una gestora cuyos miembros no sabemos por quién ni cómo han sido elegidos. Aparte de la dudosa o nula legalidad de todo esto, ética y moralmente no tiene calificativos.
-¿Cree que sólo ha tenido visibilidad una parte de la historia?
-Evidentemente así ha sido. Seguramente la mayoría de los afiliados, simpatizantes y votantes del Partido Popular de Salamanca ni siquiera conocen el origen de la corriente interna de opinión que surgió a mediados de 2020 por parte de un grupo de afiliados y cargos públicos del partido, los llamados díscolos, desleales, traidores o, para quitarnos importancia, cargos de segunda fila. En realidad se nos ha llamado de todo, no hay nada como el fuego amigo. También dicen que fuimos a Génova para intentar acabar con nuestro presidente provincial o incluso con el regional. Hasta se ha utilizado nuestra vida privada para desprestigiarnos personal y profesionalmente. En mi caso particular llegaron a decir que en las pasadas elecciones autonómicas de febrero iba a pedir en mi pueblo el voto para Vox y no para el Partido Popular. Pero la realidad es tozuda y Villoria fue uno de los poquísimos pueblos de la provincia en el que mi partido, el PP, sacó más votos que el PSOE y Vox juntos.
Decía que este movimiento surgió por la preocupación sincera de un grupo de cargos públicos del partido que veíamos de forma meridianamente clara la necesidad de cambiar nuestros mensajes y de renovar nuestro partido para volver a ilusionar y convencer a los votantes que poco a poco nos iban dejando de lado y decantándose a favor de Vox o de otros partidos. Cuando eres alcalde de un pueblo, pisas el territorio, sientes el pálpito de sus habitantes cada día y escuchas sus mensajes, no tienes ninguna duda de que algo tiene que cambiar para volver a lograr su confianza. Nuestros votantes no quieren complejos, eufemismos, ambigüedades ni mensajes políticamente correctos; quieren un partido fuerte con mensajes e ideas claras que pueda enfrentarse al desastre de gobierno que tenemos en España. Quieren un partido que no renuncie a sus principios, sus orígenes y todo aquello que le hizo grande. Así se lo transmitimos al partido y a cuantos quisieron escucharnos. Por desgracia hicieron oídos sordos asegurando que no compartían nuestra preocupación. Nuestros peores temores se confirmaron el pasado mes de febrero; Vox consiguió 13 procuradores en las Cortes Regionales con candidatos prácticamente desconocidos en Castilla y León. Simplemente votaron a Vox para castigar al Partido Popular, un toque de atención y un aviso a navegantes que se puede repetir en las próximas elecciones municipales.
-Si la unión hace la fuerza, ¿la división les hace débiles y más a pocos meses de las elecciones?
-Ése es uno de los argumentos más utilizados contra nosotros, que estamos dividiendo el partido y favoreciendo al PSOE. Pero es un argumento que se cae por su propio peso; es tan sencillo como convocar un congreso, que se presenten las personas o las listas que quieran presentarse y que todos los afiliados ejerzan su derecho a elegir y a ser elegidos. De esta forma las personas que sean elegidas estarán reforzadas y perfectamente legitimadas para dirigir el partido en los próximos cuatro años, empezando por la elaboración de las listas electorales para el próximo mes de mayo. Así es como se hace, se une y se refuerza un partido político, contando con todos y para todo. Tenemos la mala costumbre de buscar y utilizar candidatos para puestos de responsabilidad que ganen pero que no piensen ni tengan ideas propias. Como una imposición piramidal y vertical donde los de abajo acatan y obedecen. Y eso unos lo llevarán bien, otros regular y otros sencillamente no lo aceptamos. Democracia no es una bonita palabra que inventaron los griegos para nada; hay que ejercerla, demostrarla y asumirla.
En 2015 fui designado diputado provincial por la comarca de Peñaranda. Era el candidato único y los alcaldes y concejales que quisieron fueron a votarme al juzgado como es preceptivo. Los que no quisieron no fueron. En 2019 el presidente provincial volvió a elegirme como candidato único; le dije que sometiera a votación el puesto de diputado de la comarca de Peñaranda. Me dijo que eso podía provocar discordias y desunión entre los alcaldes y concejales de mi comarca y que sería contraproducente. Acepté y soy consciente de que unos estarán de acuerdo y otros no. También sé que todos y cada uno de ellos tiene el mismo derecho que yo a ser diputado provincial. Y la forma más lógica de hacerlo es permitir que puedan presentarse y ser votados.
-¿Cómo le han afectado ciertos calificativos dedicados a su “bando”, como por ejemplo, el de desleal?, ¿pertenecer al lado crítico les está pasando factura?
-Supongo que a cada persona le afectan de una manera porque no es ni ha sido nada fácil soportar ciertos calificativos, sobre todo porque son injustos e interesados. Existe un miedo reverencial a discrepar y mostrar tus propias opiniones dentro de nuestro propio partido. No todos aguantan esa presión de la misma forma y es humanamente comprensible que algunos se hayan derrumbado, hayan desistido o directamente hayan sido anulados/neutralizados por el mismo aparato del partido. No siempre Iberia parió leones.
Pero no es tan sencillo desprestigiar y tirar por tierra a tantas personas con tantos años de trayectoria personal y profesional trabajando por el Partido Popular de punta a punta de nuestra provincia. Es totalmente contradictorio que los que antes éramos buenos y leales ahora seamos malos y desleales, como si nos hubiera entrado un virus repentino que nos hubiera cambiado la personalidad de la noche a la mañana. Son ya muchos años, muchas canas y muchas arrugas en la cara para que nadie nos tenga que decir lo que tenemos que pensar.
La factura política a pagar está bastante clara: anularnos todo lo posible y buscar candidatos alternativos a los puestos que ocupamos como alcaldes o concejales en nuestros respectivos pueblos y como diputados provinciales. Y esto no es una suposición, está ocurriendo ya y lo sabemos.
-Las diferencias que todo esto ha traído, por ejemplo en la Diputación, con enfrentamientos y distanciamientos de sobra conocidos, ¿cómo se están viviendo?
-Me consta que esos enfrentamientos han existido, aunque personalmente no he tenido ninguno. Mi relación con todos y cada uno de mis compañeros diputados es correcta, aunque es perfectamente lógico que tengas más y mejor relación y afinidad con unos que con otros. Pero eso no debe influir en el funcionamiento de la Diputación. Hay que saber distinguir y diferenciar las opiniones personales de cada uno dentro del Partido Popular y el trabajo que tenemos como diputados delegados, en mi caso de agricultura y ganadería. Nos debemos a todos los habitantes de la provincia de Salamanca, y eso debe estar muy por encima de cualquier discrepancia interna que podamos tener dentro de nuestro propio partido.
-Alcaldes, concejales, afiliados y simpatizantes populares ¿qué le cuentan en la comarca de Peñaranda, de la que es diputado?
-Para mí los alcaldes y concejales populares de mi comarca y de toda la provincia son sagrados. Son todos ellos los que han hecho grande al Partido Popular con el trabajo y la dedicación diaria a sus pueblos, a sus vecinos y a su partido; los que han conseguido las mayorías absolutas consecutivas del Partido Popular en la Diputación de Salamanca. Nadie puede arrogarse de forma particular un éxito que es y ha sido un mérito colectivo. La mayoría de ellos llevan muchos años, mucho cansancio acumulado y muchos desvelos que siempre dan por bien empleados en beneficio de un bien común que consideran mucho más importante que su propio bien particular. Eso lo he visto y lo he sentido siendo concejal, siendo alcalde y en mayor medida siendo diputado; lo mínimo que podemos y debemos pedir a las personas que dirigen nuestro partido es contar con su opinión a la hora de tomar decisiones que afectan a todos.
Es lógico que te pregunten por todo lo que está sucediendo dentro del partido en la provincia. Son perfectamente conscientes de que esta situación anómala no beneficia a nadie y de que la no convocatoria del pertinente congreso provincial puede ser muy perjudicial de cara a las próximas elecciones municipales. Siempre hablamos con el máximo respeto hacia las opiniones mutuas y nunca se me ha pasado por la cabeza intentar influir ni manipular las opiniones de los demás. Todos sabemos que somos alcaldes y concejales porque los ciudadanos nos han legitimado con sus votos para serlo. Y así debe ser también para ser elegido presidente, secretario y coordinador del Partido Popular de Salamanca.
Necesitamos reactivar y renovar el partido en toda la provincia y en todos los sentidos. Impulsar las juntas locales y comarcales en todo el territorio para dar participación a los votantes, simpatizantes y afiliados. Todos nos vamos haciendo mayores y dar autonomía de acción y protagonismo a los miembros de Nuevas Generaciones del Partido Popular se me antoja imprescindible para atraer y hacer atractivo nuestro partido a los sectores más jóvenes de la población. Corremos el riesgo de que la brecha generacional se haga demasiado grande y perdamos el contacto con los que deben ser el futuro del partido.
-Algunos les acusan de buscar el “quítate tú para ponerme yo”.
-Sí, es un argumento bastante recurrente aunque en mi caso y en otros muy cercanos que conozco no tiene ningún sentido. Yo ya soy alcalde y diputado, no tengo que quitar a nadie para ponerme yo. Y si en mayo dejo de serlo no pasará absolutamente nada, porque nunca he tenido ambición política. Seguiré con mi trabajo de pastor de ovejas, el mismo que he tenido antes y durante el tiempo que he sido alcalde y diputado provincial. Estoy muy orgulloso de haber representando a Villoria durante doce años y a la Diputación Provincial durante ocho. Lo he hecho lo mejor que he podido y sabido, con la educación y los valores que me dieron y me inculcaron mis padres desde niño.
También lo he hecho creyendo firmemente en los principios y valores del partido al que represento, sin complejos ni medias tintas. Siempre es bueno que todo el mundo sepa de qué lado estás, evita confusiones y malentendidos. Fue mi partido quien me propuso en 2011 para encabezar la lista popular a la alcaldía de Villoria y me costó mucho tomar una decisión de ese calado y trascendencia. Desde entonces hemos conseguido tres mayorías absolutas consecutivas en un pueblo de base electoral socialista como Villoria; y digo “hemos” porque un candidato no es nadie sin un buen equipo a su lado. Nunca me han gustado los personalismos ni que los cargos hagan creerse a las personas que los desempeñan ser lo que no son. En estos doce años he tenido la gran suerte y el inmenso privilegio de haber contado en el equipo de Gobierno con personas de una calidad excepcional en todos los sentidos. Entre todos hemos conseguido las victorias electorales y la confianza continuada de los vecinos de Villoria.
Cuento todo esto porque me molesta que después de tantos años una parte de mi partido intente desprestigiarme y ponerme calificativos despectivos. El delito es tan grave como pedir la celebración de un congreso y dar mi propia opinión al respecto. Y me molesta más que lo hagan precisamente quienes más se aferran a sus sillones y quienes mayor ejemplo de decoro, decencia y democracia interna deberían darnos a todos los afiliados y militantes.
-Cree que Vox pueda aprovechar esta crisis interna en el PP salmantino para ganar presencia en los municipios?
-Vox ya estaba ganando presencia en los pueblos y ciudades de toda España mucho antes de todo esto. Cualquier vecino de cualquier pueblo salmantino podía verlo cada día. Era y es absurdo negar la evidencia. Lo curioso es que Vox apenas necesitaba hacer esfuerzos para restarnos votos. Simplemente se limitaba a ocupar el terreno que el partido popular iba abandonando. Y cuando hablo de terreno me refiero a los mensajes, políticas y valores tradicionales a los que mi partido iba renunciando por no ser políticamente correctos, por complejos o por el qué dirán. Lo dije antes, ese fue el origen de esta corriente interna de opinión dentro del partido popular de Salamanca: la necesidad de cambiar y renovar nuestro partido en todos los sentidos antes de que fuera demasiado tarde. Por desgracia puede que ya sea demasiado tarde; hemos perdido al menos un tercio de nuestros votantes tradicionales en cada pueblo. Basta con mirar los resultados de las últimas elecciones generales y autonómicas.
La consecuencia, indirecta pero desastrosa, fue la llegada del PSOE al gobierno de España y su alianza con todos esos partidos más preocupados por sus intereses y por destruir las instituciones de nuestro país que por gobernar en favor de todos los españoles.
Supongo que Vox hará todo lo posible por conseguir votos y municipios, es lógico. Tan lógico como que el partido popular siga luchando por ser el partido con más apoyo en todo el territorio provincial.
-¿Confía en que la gestora pueda devolver las aguas a su cauce?
-No, todo lo contrario. Es una maniobra más y otra huida hacia adelante para no convocar el congreso provincial. Dar sensación de normalidad a algo que es totalmente anormal. Me parece un insulto a la inteligencia de todos los afiliados. Y lo peor es la política de hechos consumados que está practicando mi propio partido, con mensajes poco disimulados dando a entender que las personas nombradas para dirigir la gestora, no sabemos con qué criterio, dirigirán también los destinos del partido en los próximos años.
Desde Aristóteles hasta la actualidad muchos autores han definido la política como “el arte de lo posible”. Si se consuma todo este despropósito y se roba a los afiliados su derecho legítimo a elegir y ser elegidos, pensaré que la política también es “el arte de lo imposible”. Si no se celebra el congreso provincial que legitime a nuestros representantes, el partido popular de Salamanca seguirá sangrando por la herida de la democracia interna durante muchos años.