Apenas un año ha durado el parque de calistenia del barrio de San Lázaro, en Peñaranda, que está en el punto de mira de los que encuentran su modo de diversión destrozando lo que es de todos. En los últimos años la antigua pista deportiva del citado barrio se ha convertido en punto de encuentro para numerosos grupos de jóvenes y algunos de ellos han provocado conflictos de convivencia con los vecinos por los ruidos y suciedad que dejaban en la zona.
El Ayuntamiento, siguiendo el interés creciente y la demanda por los parques de calistenia, decidió invertir unos 11.000 euros e instalar uno de ellos en la mencionada pista para dar a los jóvenes alternativas de ocio saludables aunque «de poco ha valido», según afirman los propios vecinos. «Ahora se dedican a reventar las protecciones de los anclajes de los aparatos, en lugar de entretenerse haciendo ejercicio, hacen el bestia y destrozan todo por no hablar de cómo dejan todo con suciedad por el suelo porque no son capaces de usar las papeleras», explican. «Se cargan las protecciones y lo próximo, como nadie lo impida, será arrancar de cuajo los aparatos, es cuestión de tiempo», añaden todo ello con la lógica indignación.