El Martes Santo ha deparado la peor de las sorpresas con un intenso aguacero que ha sorprendido a la cofradía del Humilladero en plena procesión, en la calle Nuestra Señora y cuando apenas llevaba recorridos 300 metros de su traslado penitencial hasta la iglesia de San Luis. A las 21:00 horas, y una vez consultadas las previsiones meteorológicas con un 20 por ciento de probabilidad de lluvia, según han confirmado desde la Junta de Gobierno de la cofradía, se tomó la decisión de salir y la comitiva ha partido de la ermita del barrio de Chamberí acompañada por la banda de Amor y Paz, de Salamanca, autoridades municipales, hermanos mayores del resto de cofradías locales y cerca de 200 penitentes.
A medida que avanzaba la comitiva han ido cayendo las primeras gotas de agua y pasado el cruce con la calle el Payo el aguacero ya ha sido tan intenso que ha obligado a tapar al crucificado, recién restaurado, con un plástico y a la Virgen de las Lágrimas con una tela cubriendo el manto. A partir de ese momento y mientras seguía arreciando la lluvia, se ha optado por subir el paso del Cristo en un carro con ruedas y acelerar al máximo para buscar refugio en la iglesia parroquial donde se han vivido momentos de especial emoción entre los cofrades y los devotos. El párroco, Lauren Sevillano, ha dirigido unas palabras de consuelo y una oración.
Terminada la oración e intentado recomponer los ánimos, se ha procedido al secado del manto de terciopelo de la Virgen de las Lágrimas y al Cristo del Humilladero con sumo cuidado empleando papel de celulosa. Finalmente, y una vez que cesó la lluvia, se ha decidido el traslado del Cristo a la iglesia de San Luis por parte de los hermanos de carga pero también empleando el carro de ruedas para evitar un nuevo «remojón».